domingo, 1 de octubre de 2017

Aromaterapia: Introducción a la Sromaterapia


ELABORACIÓN DE ACEITES ESENCIALES DE GRAN CALIDAD

   Los aceites esenciales tienen que ser de la máxima calidad, puros y sin adulteraciones, para que ejerzan sus efectos terapéuticos. Obviamente, es muy importante que las sustancias activas concentra da sean siempre naturales, preferiblemente no contaminadas con residuos químicos o tratamientos antiparasitarios, y sin restos de diluyentes.
   En el proceso de producción de plantas aromáticas para las industrias alimentaria y del perfume se incluye el uso de pesticidas y fertilizantes, ya que estas sustancias aumentan el rendimiento de los cultivos, en cambio, para la aromaterapia se prefieren los métodos de cultivo orgánicos y naturales, puesto que los productos agroquímicos pueden persistir en la mezcla una vez finalizado el proceso de extracción.
   La calidad y las propiedades de un aceite esencial dependen de la variedad botánica de la planta. La falta de información puede llevar a la utilización de una especie botánica distinta, con propiedades y olor distintos. Por ejemplo, si necesitamos Ihimus vulgaris, puede suceder que nos den Thymus baeticus (tomillo basto), tomillo carrasqueño..., o sea, aceites esenciales de tomillos de otra especie, que resultan más baratos..., también puede ocurrir el mismo caso
si necesitamos Salvia officinalis, y comprobamos que se trata de Salvia lavandulifolia. Y así en muchos de los aceites esenciales. Por eso, lo primero que hemos de exigir de un aceite esencial es que lleve el nombre latino completo, especificando la especie, y mucho mejor si puede demostrarse que es de la especie indicada.
   El lugar de origen (condiciones climáticas, altitud, la naturaleza del suelo) influye también en la composición del aceite esencial, aunque se trate de la misma especie. Por ejemplo, un aceite esencial de Salvia officinalis cultivado en Francia (normalmente en tierras de mayor pluviometría y menor insolación) no tiene la misma proporción ni la misma calidad que el de uno obtenido en España. Cuando la variación de la composición en algún componente es importante, o sea, que se produce en cultivos repetidos, definimos dentro de esa especie un quimiotipo (2) distinto. En el caso del tomillo están descritos al menos seis quimiotipos distintos.
   Sus propiedades pueden depender también de la modalidad y del momento de la recolección, que coincidirá con la presencia mayoritaria de los componentes que caracterizan un aceite esencial determinado. Por ejemplo, en la menta piperita, al inicio de la floración predominan el neomentol y la mentona, y conforme va madurando la planta va disminuyendo la proporción de estos componentes y aumenta la concentración de mentol. Se elegirá el momento de recolección cuando mayor sea la proporción de mentol.
   La falta de reglamentación o el no cumplimiento de la existente son causas de modificaciones, adulteraciones.... a que pueden verse sometidos los aceites esenciales.
   Para el profano, la creencia en su consistencia oleosa abona el terreno para una posible adulteración con sustancias oleosas, así como el hecho de que el olor de un aceite esencial diluido sea preferido al ser muchas veces más agradable que el aceite esencial puro.
   El aromaterapeuta profesional dispone de un instrumento valiosísimo para conocer que en efecto se han cumplido todos los requisitos de calidad. Se trata de la cromatografía en fase gaseosa del aceite esencial, que sería el auténtico “carnet de identidad” del aceite esencial.
(2) Variación intraespecífica en cuanto a concentración y composición de principios activos.


El lugar de origen de la Planta, sus condiciones climáticas, altitud, naturaleza del suelo…, influye en la composición del aceite Esencial, aunque se trate de la misma especie.       
Sus propiedades pueden depender también de la modalidad y del momento de la recolección
EXTRACCIÓN
    El aceite esencial es una representación concentrada y dinámica de las propiedades curativas de la planta, y algunos autores creen incluso que contiene su fuerza vital. Esta es la razón fundamental por la que se debe tener mucho cuidado al extraer el aceite en su estado puro, sin olvidar que esa misma pureza, demostrativa de su gran calidad, lo convierte a su vez en una sustancia sumamente tóxica, con los consiguientes riesgos que entraña su manipulación y utilización, si el tratamiento no ha sido prescrito por un aromaterapeuta profesional.
   La mayor parte de los aceites esenciales se extraen mediante destilación en arrastre de vapor; otros requieren el empleo de solventes que deberán ser eliminados progresivamente, un ideal que en la mayoría de los casos es imposible de cumplir, ya que difícilmente se puede conseguir una destilación sin un mínimo resto de solventes.  Es importante que las plantas utilizadas para obtener los aceites esenciales provengan de cultivos biológicos, biodinámicos u orgánicos, o que se trate de plantas espontáneas que crezcan alejadas de la contaminación urbana, industrial o agrícola. Para la extracción de los aceites esenciales en su estado puro se pueden aplicar distintos procedimientos, la selección del método dependerá de la localización del aceite esencial en la planta.  Así,
por ejemplo, las glándulas de aceite esencial de las plantas pertenecientes a la familia de las labiadas, como el espliego o la menta, se encuentran en un lugar de fácil acceso, la superficie de las hojas, lo que permite que estas plantas sean adecuadas para la destilación.
   Este proceso de destilación en arrastre de vapor, el más conocido y utilizado, se realiza introduciendo el material vegetal fresco o desecado muy comprimido en un alambique que se expone al vapor, el calor provoca que las glándulas estallen y que su aceite se evapore mezclándose con el vapor. Más tarde, un sistema de refrigeración retorna el vapor a su estado líquido original y el aceite esencial se separa del agua, quedando en la parte superior.
   En los casos de canela, clavo, sasafrás y hoja de mandarino, más densos que el agua, comprobamos que su aceite esencial queda en la parte inferior, y en cuanto a la semilla del perejil, es difícil separar el agua
de la esencia, ya que ambas tienen una densidad muy parecida.
   Para el uso aromaterápico de semillas de anís, bayas de enebro, apio y zanahoria es preferible su trituración como paso previo a la destilación.
   Está comprobado que no hay una duración establecida del proceso de destilación.
Consideraciones previas
   Los aceites esenciales son sustancias muy concentradas y activas, por lo que basta una pequeñísima cantidad, una o dos gotas cada vez, para obtener un buen resultado. Paracelso, médico suizo del siglo XVI, ya indicaba que la dosis puede hacer de cualquier sustancia un veneno, y con los aceites esenciales debe prestarse una particular atención, excederse no mejora el resultado, y podría, si el olor es demasiado intenso, originar dolores de cabeza o náuseas.
   Muchos aceites esenciales son muy potentes y pueden resultar tóxicos si se utilizan en estado puro, sin diluir, durante un prolongado período de tiempo. No deben tomarse nunca por propia iniciativa los aceites esenciales por vía interna, y aunque algunos pueden administrarse por vía oral, sólo deberán emplearse bajo la supervisión de un naturópata o aromaterapeuta profesional.
   Los aceites cítricos son fotosensibles a los rayos ultravioletas y pueden provocar reacciones cutáneas.  Después de un tratamiento con este tipo de aceites evite la exposición a la luz solar (o a otras fuentes de rayos ultravioletas) durante un mínimo de cuatro horas.
   Mantener los aceites esenciales alejados del alcance de los niños. Normalmente no se suministran aceites esenciales a los más pequeños por vía oral.
   En casos de contacto accidental del aceite esencial puro con los ojos, aclárelos rápidamente con abundante agua.
   Los aceites esenciales se encuentran entre las poquísimas sustancias capaces de atravesar la barrera protectora de la piel y penetrar en el organismo. Los usaremos siempre:
+ Diluidos, salvo alguna excepción terapéutica.
+ En dosis muy reducidas, lo que significa pocas gotas.
+ Prestando atención, al hecho de que los aceites esenciales obtenidos de la familia botánica de las rutáceas, como la bergamota, contienen furocumarina, sustancia fototóxica que puede dar lugar a pigmentaciones desiguales si se aplica antes de la exposición al sol.
En condiciones óptimas los aceites esenciales se conservan durante largos períodos, variables según el tipo de aceite. Se suelen presentar en frascos de vidrio oscuro para resguardarlos de la luz, con un tapón hermético que los protege del aire y la evaporación, y un cuentagotas que permite una segura dosificación.

 

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