Escritores, poetas, filósofos, científicos..., todos se han sentido
atraídos por el inevitable “paso del tiempo” y la huella que éste va dejando en
el ser humano.
Podemos decir que el envejecimiento es el reflejo del tiempo sobre los
seres vivos y sus células.
Fisiológicamente, esas células envejecidas pierden su capacidad mitótica y de crecimiento, es decir son incapaces de regenerarse.
Desde hace
tiempo se observó que las células de un organismo se renuevan con frecuencia,
si esto no ocurriera, nuestra vida sería muy corta. Una célula vieja muere y es
renovada por otra que acaba de nacer. Mientras
este proceso esté compensado, no hay problema, pero con el tiempo, el proceso
se va descompensando, ya que, por una parte, así está escrito en la célula (en
su código genético), y por otra, no siempre tratamos adecuadamente a nuestro
organismo. Fisiológicamente, esas células envejecidas pierden su capacidad mitótica y de crecimiento, es decir son incapaces de regenerarse.
Se admite pues la coexistencia de dos tipos de envejecimiento, el natural o genético, y el precoz, en el que influyen caracteres internos y externos.
De ahí que también podamos envejecer más rápidamente de lo “normal”.
Son diversas las teorías que tratan de explicar el fenómeno biológico del envejecimiento:
+ Hipótesis genéticas, que suponen mutaciones del DNA que alteran la síntesis proteica.
+ Hipótesis genético-mitocondriales, que piensan en modificaciones del genoma mitocondrial, responsable de una disminución de funcionalidad de las mitocondrias.
+ Hipótesis inmunológicas, que hablan de la producción de “chalonas” (factores de envejecimiento) por los linfocitos T.
La más aceptada actualmente implica a los “Radicales libres” como partículas altamente reactivas, capaces de alterar la membrana celular y su fisiología.
ENVEJECIMIENTO
Y PIEL
El envejecimiento fisiológico se acompaña de
un envejecimiento cutáneo, que conlleva una serie de modificaciones en la
dermis, entre ellas: + Disminución de secreciones glandulares.
+ Aumento de la melanogénesis pigmentación no uniforme (aparición de manchas).
+ Disminución del grosor de la dermis y de su elasticidad.
+ Aumento de la fragilidad de los capilares sanguíneos.
+ Disminución del volumen de sangre circulante, y con ello de los intercambios celulares.
+ Pérdida de hidratación y turgencia.
+ Disminución del número de fibroblastos (estructuras donde tiene lugar la renovación de colágeno).
FITOCOSM
ÉTICA ANTIENVEJECIMIENTO
El volumen de ventas del segmento
‘antienvejecimiento” de la cosmética alcanza cotas cada vez mayores, y es que
incluso hoy... ¿quién no vendería su alma al diablo, en trueque por el “elixir
de la eterna juventud”? Gracias a los
avances tecnológicos podemos disponer de formas de aplicación sofisticadas
(liposomas, microemulsiones, microcápsulas...), con mejor poder de penetración
en la piel, y extraer un mayor potencial de sustancias activas, incluso del
mundo vegetal. Prevenir para retardar al máximo la aparición de lo signos de vejez, y atenuar en lo posible los ya existentes, son las ofertas del mercado de la fitocosmética.