viernes, 8 de mayo de 2015

Alimentación Infantil natural: 2ª parte


Alergias alimenticias
    La lactancia materna prolongada previene las alergias alimenticias, especialmente si la madre evita los alimentos sensibilizantes (es decir, aquellos a los que ella es alérgica) durante el embarazo y la lactancia. También es importante excluir los alimentos alérgicos más comunes entre los niños (trigo, huevos, productos lácteos y aves de corral), en especial durante los nueve primeros meses.
   El tracto digestivo del niño es bastante permeable a los antígenos alimentarios. Por eso es recomendable que durante los primeros meses se introduzcan los alimentos de manera controlada, es decir, incorporándolos de uno en uno y observando ordenadamente las reacciones. Es preferible no repetir un mismo alimento con frecuencia y evitar los alergénicos, de esta forma se reducirá y se prevendrá el desarrollo de las alergias alimentarias.


   Por tanto es muy importante que la madre conozca bien los alimentos que da a su bebé, que a ella le gusten y sobre todo que sepa que van a ser buenos para él. De esta forma nos aseguramos por una parte que al niño también le gusten estos alimentos y que este tipo de alimentación se mantenga durante su crecimiento y desarrollo. Es bueno que la madre mantenga la relación con el bebé también a la hora de la comida. Esto le permitirá observar como todo cuanto le incorpora le sienta bien.
La nutrición y el bebé
   El proceso y la finalidad de la nutrición son la creación de energía para la vida y desarrollo del ser. La nutrición no debe ser considerada separadamente de los demás procesos vitales del niño.
   Hay que tener en cuenta que en el acto de la alimentación, además del proceso digestivo tienen lugar al mismo tiempo otras funciones, como son la función respiratoria o la motriz, la circulación sanguínea, u otras funciones psíquicas, como por ejemplo, el estado emocional de la madre y del niño. Por eso, cuando nos preparamos para dar de comer a nuestro bebé, debemos en primer lugar haber preparado la comida con cariño, teniendo en cuenta lo que será bueno para el niño y buscando un momento en que podamos estar por él. Por ejemplo, le daremos la comida con la cucharita adecuada (de punta roma), y en la medida que crezca, nos mantendremos igualmente pendientes de su actitud frente al plato y le acompañaremos, enseñándole a masticar.


Educación alimentaria
   Partiendo de la base de que cada familia tiene sus costumbres y hábitos adquiridos, no se ha de ignorar que en la medida que el niño va creciendo estará regido por ésos hábitos, sobre todo alimenticios. No obstante, conviene significar la importancia de los primeros años, en los que sería necesario tener en cuenta las conveniencias más adecuadas para el crecimiento y desarrollo equilibrado y normal del bebé, ya que así estará mejor preparado para adaptarse a los hábitos y costumbres familiares.
   También sería positivo que los padres reflexionaran sobre los cambios de hábitos de consumo a favor de una correcta nutrición. Por ejemplo, sería conveniente aumentar la ingesta de cereales, incrementar el consumo de frutas y hortalizas de todas las clases y del tiempo, y moderar las cantidades de proteínas animales (a no ser que sean de animales de cría biológica). Deben empezar a dejarse de lado los alimentos tan comunes como y corrientes como el azúcar o la sal.


 

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