martes, 12 de mayo de 2015

Alimentación Infantil natural: 6ª parte


La composición y presentación de las primeras comidas constituyen la base de una posterior ingesta equilibrada.
En este artículo te proponemos la elaboración de los platos más adecuados para el bebé.
La alimentación infantil en la historia
 El saber relacionado con la alimentación y la agricultura ha formado parte desde la antigüedad del aprendizaje de los pueblos y civilizaciones, pasando a formar parte de la sabiduría ancestral. Estos conocimientos milenarios han llegado hasta nuestros días en forma de costumbres y de hábitos que, con el paso del tiempo, se han mantenido o han degenerado en otras formas.
   Los cereales han tenido siempre un tratamiento principal en la mitología y están en la base de muchas culturas. Por ejemplo, en Somalia, las mujeres sembraban el arroz llevando el pelo suelto sobre la espalda, con objeto de que el arroz creciera espeso y de cañas largas.
   En cada parte de la geografía mundial crece el cereal más apropiado al clima del lugar; en Europa es el trigo, en Asia el arroz, en América el maíz y la quinoa, y en África el mijo.


   La ingesta de los primeros alimentos por parte del bebé es un acto que precisa una serie de atenciones y dedicación. La composición y presentación de la comida debe adecuarse a las necesidades del pequeño, y debe tener en cuenta los parámetros para una ingesta equilibrada.
¿Cómo hay que dar la primera toma de cualquier alimento?
   Antes de dar la primera toma de un alimento, se debe comprobar que la consistencia de éste sea bastante fluida, por lo que la primera vez sólo se dará una cantidad de dos o tres cucharaditas de las de café, que aumentará diariamente. Si se observa que el bebé tolera la dosis sin problemas, ésta se doblará hasta llegar a los 150 cc (aproximadamente una taza de té) y a la papilla entera.
   Cuando la crema tiene una textura líquida puede darse al bebé con cucharita. Para iniciar al bebé en la toma de otros alimentos, éstos se podrán añadir a las leches o cremas de cereales Por ejemplo, se puede mezclar yogur, kefir, miel o diversos zumos de frutas. A medida que el niño crece se pueden espesar las cremas, de forma que tengan la textura de las natillas. Así podrán servir como base para introducir el caldo vegetal, el puré de verduras y el zumo de zanahoria.
   Cuando el niño empieza a masticar se le pueden ofrecer progresivamente los copos, que pueden tener la textura que se desee. De todos modos, siempre que se den cereales en una comida, hay que dar el pecho inmediatamente después.
   En cualquier caso, la variedad de los platos energéticos y nutritivos será mayor si en la confección de los platos se tienen en cuenta los distintos alimentos característicos de cada estación, las frutas pueden acompañarse con miel o miel de cereales, o los purés de verdura pueden complementarse con unas gotas de aceite de oliva de primera presión, mantequilla, o puré de almendras.


Los primeros alimentos
  Los cereales, lácteos, frutas y verduras constituyen la base de la alimentación de los más pequeños en la etapa de crecimiento. Por este motivo es especialmente interesante conocer cuáles son sus características nutricionales.
Propiedades de algunos cereales
Trigo: Este cereal está compuesto de almidón, pocas grasas y proteínas, y normaliza el intestino.
Maíz: Contiene azúcares, grasas, carbohidratos y proteínas. Tiene un alto poder nutritivo.
Arroz: Tiene poder antifermentativo, hipotensivo, antidiarreico, energético y refrescante.
Mijo: Es rico en grasas y minerales (en especial silicio).
Centeno: Es ligeramente laxante.
Avena: Es ligeramente laxante.
Cebada: Contiene sales minerales en cantidades muy adecuadas para las exigencias del bebé. Descongestiona, refresca y regula las funciones orgánicas.

Los cereales
 La avena
  
Este alimento, gracias a sus características, es muy indicada cuando llega el momento de introducir los cereales en la alimentación del bebé lactante, especialmente porque es de fácil digestión y asimilación, si se prepara adecuadamente.
   La madre es la que debe percibir cuál es el momento ideal para empezar a dar la avena, a partir de la observación de los signos que muestra el bebé; uno de los más característicos es un cambio en las encías, que anuncia la aparición de los primeros dientes. Estos signos indican que el aparato digestivo del niño se prepara para recibir nuevos alimentos.
   Es muy recomendable que las madres incluyan la avena en la dieta de sus hijos desde el principio, en un primer momento en forma de “leche”, luego en forma de crema y luego en copos. También es importante que este alimento se siga utilizando diariamente como plato de base.
   La Avena es muy indicada en la edad prepuberal, y en las niñas ayuda al desarrollo armonioso y equilibrado, de forma semejante a como ayuda el trigo a los niños en esa edad.                                                                            

Cómo preparar la leche de avena: Prepara una cucharada de copos de avena procedentes de cultivo biológico, bien limpios y aventados, y una taza de agua depurada.
   En un cazo, echa la avena y luego el agua, y retira las cascarillas que suban a la superficie. Coloca el cazo al fuego y cuando empiece a hervir disminuye la llama. La cocción debe durar entre
5 y 10 minutos, en función de la calidad de la avena. Para que la cocción no se desborde, remueve el contenido de vez en cuando; de este modo evitarás que se pierda la crema, que contiene muchas sustancias nutritivas.
   Retira el cazo de la lumbre, deja reposar el preparado un par de minutos y pásalo por el colador previamente escaldado. Lo que se obtiene después del colado es una leche líquida o una crema más o menos fluida, cuya textura depende de la cantidad de agua utilizada, de manera que podrás escoger lo que más convenga a tu bebé.


La leche de arroz
  
A partir de los seis meses se puede dar al bebé una leche de arroz a cucharaditas o en el biberón, que incluso, en caso necesario, puede sustituir una tetada. El arroz de cultivo biológico, con su potencia germinativa, es uno de los primeros cereales especialmente indicados para iniciar la alimentación complementaria del bebé.                                                                                                                                     
Cómo preparar la leche de arroz: Escoge los granos de arroz, eliminando aquellos que estén verdes, los defectuosos y las piedrecitas. Coloca el arroz en un bol con agua y remuévelo con la mano para que emerja a la superficie el polvillo o las cascarillas. Repite esta operación varias veces hasta que el arroz quede completamente limpio.
   Escúrrelo bien y ponlo a hervir a fuego regular, con una proporción de una taza y media de arroz integral por 10 tazas de agua (el agua debe ser depurada y no demasiado mineralizada). Una vez transcurridos unos cinco minutos, baja el fuego al mínimo y deja hervir el contenido durante una hora y media, vigilando que no se quede sin agua. Si ocurre esto, añade más agua, caliente o fría.
   Cuando el arroz esté bien cocido, pásalo por el pasapurés. Obtendrás una crema más o menos líquida a la que podrás añadir más agua si lo que deseas obtener es una textura de leche líquida.
El mijo
  
El Mijo es un cereal muy indicado para el crecimiento de los niños y desempeña una particular acción protectora de los dientes, los cabellos, las uñas y la piel.
Cómo preparar la crema de mijo: Mezcla una taza de mijo bien lavado con seis tacitas de agua en un cazo y deja hervir este preparado durante unos 35-40 minutos. Luego pásalo por un colador chino, aplastándolo bien.        
La crema resultante tiene una textura untosa, y es muy fina y sabrosa. Esta crema, al igual que ocurre con los demás cereales, sirve como base para hacer texturas más o menos espesas, por ejemplo en combinación con purés de verduras (calabaza, coliflor, etc.).
   Siguiendo esta pauta también pueden prepararse otros cereales como el trigo y la cebada. Las leguminosas también son interesantes porque representan una buena fuente de proteínas. Sin embargo, es preferible no introducirlas más adelante y darlas muy bien cocidas, sin piel y pasadas por el pasapurés.

HUEVOS Y LÁCTEOS
Los huevos
   
El Huevo debe ser la proteína patrón en la dieta del niño, aunque no hay que tener prisa para introducirlo, ya que podría resultar alergénico.
   Los huevos deben proceder de gallinas de corral, siguiendo los métodos de la avicultura biológica, para garantizar una verdadera calidad y fecundación.
Cómo preparar el huevo: Calienta en un cazo agua y una pizca de sal marina. Cuando el agua empiece a hervir, échale el huevo que habrás lavado previamente, apaga el fuego y tapa el cazo, dejándolo reposar durante 10 minutos. La clara quedará cocida y la yema semicocida, conservando todas las propiedades del huevo crudo, siendo además más digestivo. En un principio únicamente hay que dar al bebé la yema, diluyéndola con un poco de agua, caldo de verduras o leche de cereales, añadiéndola a la papilla y siguiendo la pauta de las tres P (dar el alimento poco a poco, progresivamente y periódicamente). A partir del primer año de vida se puede incorporar a la alimentación del bebé la clara del huevo.

Los lácteos
  
Es aconsejable dar los lácteos en forma de yogur, kefir o requesón e indiscutiblemente es preferible que estén hechos en casa con leche de ganadería biológica. El kefir (existen personas que ofrecen fermento (madre) de kefir) debe darse inmediatamente después de hecho, ya que se inicia una fermentación alcohólica que no interesa.                                                                                                                                                                      ¿Cómo elaborar el requesón? Para hacer el requesón necesitas un litro de leche y un limón. Calienta la leche y cuando empiece a hervir añádele el zumo de un limón. Remueve el líquido con una espátula de madera, apaga el fuego, dejándolo reposar unos minutos. Cuélalo para separar el cuajo del suero.
   Al principio, se debe dar el requesón al bebé mezclado con un poco de suero, para darle una consistencia similar a la crema.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario