jueves, 24 de marzo de 2016

Dormir bien, tú también puedes, 1ª parte


Dormir bien, tú también puedes

El sueño es una necesidad biológica e instintiva del ser humano, y como tal, debe producirse en unas condiciones propias en cuanto a la duración y periocidad para mantener un buen ritmo de recuperación biológica.                                      
Estamos ente un fenómeno curioso que nos invita a adentrarnos en un mundo inconsciente, en el cual nos pasamos una tercera parte de nuestra vida.

Tipos de insomnio

     Existen dos tipos de insomnio que vienen a ser diferenciados por el momento en que se producen: El insomnio de conciliación es el que se da ya en su inicio, es decir, que la persona no puede dormirse: mientras que el insomnio de despertar precoz es el que se produce en fases intermedias, cuando la persona inicialmente se duerme, pero a lo largo de la noche se despierta precozmente y le cuesta volverse a dormir. Este último es muy frecuente en personas mayores, y a veces va asociado a la necesidad de levantarse por la noche para orinar, dificultándose así cada vez más la recuperación del sueño. Algunos medicamentos químicos utilizados para el insomnio tienen una acción corta y pueden producir un efecto de conciliación del sueño, pero con despertar precoz y dificultad para volverlo a recuperar, debido a la pérdida de la actividad del medicamento. Se ha comprobado que la interrupción del sueño  induce a agitación e irritabilidad diurna, llevando incluso a estados de agresividad.
   Actualmente estos medicamentos se siguen prescribiendo, pero a dosis más bajas, como si su efecto perjudicial pudiera anularse disminuyéndose la dosis. Nada más lejos de la realidad, si a su vez se contemplan los intereses económicos que de su uso se derivan.
Consejos a tener en cuenta
   Evitar la cafeína y el alcohol, pues producen una estimulación del sistema nervioso central.
   El ejercicio regular proporciona bienestar y mejora la calidad del sueño.
   Como suplementos debe tenerse en cuenta el magnesio, 250-500 mg al día, administrado antes de acostarse. También se recomienda administrar Niacinamida, 1 g al día, dividido en varias tomas.
   En los casos de insomnio asociado a ansiedad diurna se pueden tomar varias veces al día suplementos de litio en forma de oligoelementos (baja dosis), ya que tiene un efecto sedativo importante.
   En cuanto al complejo de vitamina B, 50 mg al día, pues se ha comprobado que junto a su acción neurorregeneradora proporciona un cierto grado de relajación.
   Realizar antes de dormir alguna actividad relajante corno leer o escuchar música suave. Es
que pueden producir agitación nocturna con sueños relacionados.
   Mantener una actitud positiva frente al sueño, sin adelantarse a la situación con el pensamiento negativo de las anteriores ocasiones en las que se ha tenido dificultad para conciliar el sueño.
   Tenemos que estar cómodos y evitar malas posturas de nuestra columna vertebral, que producirían molestia y sensación de no haber reposado bien.
   Evitar comidas tanto copiosas como cercanas a la hora de acostarse, pues al disminuir la actividad digestiva con el reposo producen una sensación de plenitud, por lo que es importante que personas con digestiones lentas realicen ejercicio ante de irse a dormir.
   Es importante tener en cuenta que para que la terapia con plantas medicinales tenga efecto, se recomiendan dos tomas (tarde y noche), para así preparar mejor al paciente al sueño nocturno, debido a que su efecto se produce de modo progresivo.


       El sueño es un mundo inconsciente que debe complementarse con un estado de conciencia durante el día El día y la noche son como dos polos se complementan y, por analogía al día le corresponde la luz, la vigilia y la actividad, y a la noche a oscuridad, el reposo y la pasividad.
   Actualmente, a nivel de consulta médica, el insomnio es una de las principales preocupaciones, ya sea
un modo directo o asociado a otros síntomas, como pueden se estrés, ansiedad, depresión, alteraciones hormonales o metabólicas dolor físico... Su causa principal se entra en el factor psicológico, por lo que requiere un tratamiento conductista mediante un programa para la eliminación del estrés o mediante psicoterapia.
El control de lo consciente y el abandono al inconsciente
   De acuerdo con la asociación consciente e inconsciente durante el sueño nos exigimos la entrega y la confianza en el abandono a lo desconocido, soltando todo control, toda meditación, toda actividad. No se puede conciliar el sueño a la fuerza (no hay como querer dormir a toda costa para no poder pegar ojo), pues sólo podemos crear las condiciones favorables y guardar con paciencia y confianza que el sueño nos venza; pero a veces estamos muy anclados en el polo de la actividad y dependemos demasiado de nuestro intelecto y control como para alejarnos de lo consciente y abandonarnos al inconsciente. Tenemos miedo de lo irracional, de la sombra, del inconsciente, y nos aferramos a nuestro intelecto y a nuestra conciencia diurna, con la que creemos poder entenderlo todo, no obstante, todos ansiamos dormir, y poder sobrepasar el umbral de lo inconsciente para experimentar en el sueño lo no vivido.
   La persona que lleva consigo a la zona de sueño todos sus pensamientos y actividades, prolongando el día durante la noche, deberá conciliarse con el lado nocturno de la vida y aprender a preocuparse de las zonas de su inconsciencia para averiguar de dónde procede la ansiedad fruto de su hiperactividad mental.
   Si tenemos que valorar ciertas características comunes en personas que padecen insomnio, veremos casos con un cierto grado de depresión y ansiedad (a veces no se sabe si como causa o efecto), generalmente personas muy preocupadas por su problema de sueño, con tendencia a reprimir las emociones y una cierta incapacidad para descargar la cólera, controlando el estrés y los conflictos mediante un proceso de interiorización de las emociones, lo que conduce a una mayor sensibilidad e hiperactividad del sistema nervioso. De este modo, el insomnio está ligado a la forma de vida estresante, a conflictos no resueltos que nos dejan en estado de alarma y a desequilibrios neuroendocrinos y energéticos, en ocasiones ligados a una cierta predisposición, ya que se ha comprobado cierta influencia de tipo familiar.
   Todos hemos experimentado lo que supone una noche en vela y los efectos que tiene en nuestro organismo, al disminuir nuestras funciones intelectivas y físicas. Según el Dr. Laffont, responsable de la unidad de alteraciones del sueño del hospital Pitie-Salpetriere de París, la persona que duerme mal está irritable, tiene una menor atención y concentración, alteraciones de la memoria y de la termorregulación, además de una menor resistencia a las infecciones, en consecuencia, cuando nuestro organismo descansa adecuadamente funcionamos mucho mejor y nuestra actitud es más positiva. En referencia a este último punto se han llevado a cabo estudios demostrativos de que las personas que tienen un sueño incompleto manifiestan una mayor predisposición a la aparición de actitudes agresivas, ya que el organismo se revela contra su estado de descontrol e incoordinación producido por la fatiga.

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