sábado, 30 de abril de 2016

El Envejicimiento, 1ª parte


Escritores, poetas, filósofos, científicos..., todos se han sentido atraídos por el inevitable “paso del tiempo” y la huella que éste va dejando en el ser humano.                              
Podemos decir que el envejecimiento es el reflejo del tiempo sobre los seres vivos y sus células.
Fisiológicamente, esas células envejecidas pierden su capacidad mitótica y de crecimiento, es decir son incapaces de regenerarse.
   Desde hace tiempo se observó que las células de un organismo se renuevan con frecuencia, si esto no ocurriera, nuestra vida sería muy corta. Una célula vieja muere y es renovada por otra que acaba de nacer.    Mientras este proceso esté compensado, no hay problema, pero con el tiempo, el proceso se va descompensando, ya que, por una parte, así está escrito en la célula (en su código genético), y por otra, no siempre tratamos adecuadamente a nuestro organismo.
   Se admite pues la coexistencia de dos tipos de envejecimiento, el natural o genético, y el precoz, en el que influyen caracteres internos y externos.
   De ahí que también podamos envejecer más rápidamente de lo “normal”.
   Son diversas las teorías que tratan de explicar el fenómeno biológico del envejecimiento:
+ Hipótesis genéticas, que suponen mutaciones del DNA que alteran la síntesis proteica.
+ Hipótesis genético-mitocondriales, que piensan en modificaciones del genoma mitocondrial, responsable de una disminución de funcionalidad de las mitocondrias.
+ Hipótesis inmunológicas, que hablan de la producción de “chalonas” (factores de envejecimiento) por los linfocitos T.
   La más aceptada actualmente implica a los “Radicales libres” como partículas altamente reactivas, capaces de alterar la membrana celular y su fisiología.


ENVEJECIMIENTO Y PIEL
   El envejecimiento fisiológico se acompaña de un envejecimiento cutáneo, que conlleva una serie de modificaciones en la dermis, entre ellas:
+ Disminución de secreciones glandulares.
+ Aumento de la melanogénesis pigmentación no uniforme (aparición de manchas).
+ Disminución del grosor de la dermis y de su elasticidad.
+ Aumento de la fragilidad de los capilares sanguíneos.
+ Disminución del volumen de sangre circulante, y con ello de los intercambios celulares.
+ Pérdida de hidratación y turgencia.
+ Disminución del número de fibroblastos (estructuras donde tiene lugar la renovación de colágeno).


FITOCOSM ÉTICA ANTIENVEJECIMIENTO
   El volumen de ventas del segmento ‘antienvejecimiento” de la cosmética alcanza cotas cada vez mayores, y es que incluso hoy... ¿quién no vendería su alma al diablo, en trueque por el “elixir de la eterna juventud”?   Gracias a los avances tecnológicos podemos disponer de formas de aplicación sofisticadas (liposomas, microemulsiones, microcápsulas...), con mejor poder de penetración en la piel, y extraer un mayor potencial de sustancias activas, incluso del mundo vegetal.
   Prevenir para retardar al máximo la aparición de lo signos de vejez, y atenuar en lo posible los ya existentes, son las ofertas del mercado de la fitocosmética.


 

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