sábado, 7 de enero de 2017

La era de los Antibioticos: Del optimismo a la desilusión, 1ª parte


Existen en el mercado más de un centenar de agentes antimicrobianos que se utilizan tanto en veterinaria como en medicina.                                                                                             Actualmente, la prescripción de antibióticos en España es ambulatoria y se realiza a través de farmacias, clínicas veterinarias y tiendas de alimentación animal.
Un viaje por la historia
> Con la llegada del siglo XX tuvieron lugar los primeros pasos en la lucha antibacteriana, el premio Nobel Paul Ehrlich y su colaborador Sahachiro descubrieron en 1909 una sustancia integrada por compuestos de arsénico, denominada Neosalvarsan. Este fármaco tendría un papel decisivo en el tratamiento de la sífilis,
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Pocos años más tarde, en febrero de 1935, el químico Gerhard Domagk introdujo una terapia química que impedía la reproducción de las bacterias y publicó un trabajo experimental sobre el tratamiento de la infección intestinal grave en ratones, lo que supuso el principio de la era de las sulfamidas.
> En 1929, el médico Alexander Fleming 1881-1955) descubrió el efecto destructor de las bacterias del hongo Penicillium notatum. Aunque el mundo científico no lo tomó en consideración, el resultado fue extraordinario en la aplicación sobre heridas y en las infecciones graves, Los primeros beneficiarios de este antibiótico fueron los heridos y enfermos de la II Guerra Mundial, pues la penicilina llegó por primera vez a Europa en 1945, tras finalizar el conflicto bélico.
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En la década de los 50, ante la ineficacia de la penicilina en la tuberculosis, se inició la generación de los tuberculostáticos a base de la estreptomicina. También se remonta a la década de los 50 la utilización de los antibióticos en animales, para combatir las infecciones en las granjas y por la necesidad de acelerar el crecimiento del ganado. Ya en los años 60 apareció una nueva ola de antibióticos destinados a combatir ciertos procesos tumorales; se trató de derivados del streptomices, denominados antibióticos antitumorales.                                                                                      
> Desde hace veinte años, el 30% de los medicamentos consumidos son antibióticos. Las resistencias bacterianas generadas durante estas décadas de utilización masiva han crecido de manera notable, pasando del 30% al 50%, y convirtiéndose, en muchos casos, en intratables.                                                                                                                             
 > Los primeros casos de efectos secundarios de los antibióticos se observaron ya en los inicios de su aplicación. Muchas de las reacciones alérgicas, disminuciones de la respuesta inmunitaria y alteraciones de la sangre son una pequeña muestra de las enfermedades causadas por su uso descontrolado.
>- En los países industrializados casi todos los ciudadanos han sido tratados alguna vez con antimicrobianos, que en conjunto representan el primer grupo de fármacos en cuanto a ventas.

   Nuestro país registra anualmente el mayor consumo de antibióticos por habitante de la Comunidad Europea, alrededor de una caja por persona. Esto provoca que año tras año aumenten las enfermedades e intoxicaciones alimentarías producidas por su uso (y abuso) y que se registre un incremento de los costes terapéuticos y de las resistencias bacterianas.
Tipos de antibióticos
   A lo largo de los 60 años de era antimicrobiana, un total de 18 grupos diferentes de antibióticos (antifúngicos, antivirales, penicilina, sulfamidas...) se han puesto a disposición de la prescripción médica, farmacéutica, veterinaria y alimentaría.
   En la década de los 80, Gran Bretaña elaboró un plan de política antibiótica que sirvió para establecer una serie de criterios para el uso facultativo de los diferentes grupos de antimicrobianos. En la actualidad, se emplean en veterinaria y en medicina alopática con finalidad preventiva, terapéutica, estabilizadora, aditiva y transgénica.


Sus usos más comunes
> Prevención: Como método preventivo, se estableció que los antibióticos se podrían utilizar de manera selectiva, no masiva y sin muchas garantías de eficacia, para disminuir la transmisión de ciertas infecciones como la tuberculosis, la meningitis bacteriana y la endocarditis infecciosa.
> Eficacia terapéutica: Terapéuticamente, se emplearían para tratar algunas de las infecciones más habituales. Desde el inicio de la era antimicrobiana, se supo que se trataba de unos fármacos con gran capacidad de actuación y eficacia en situaciones infecciosas graves provocadas por bacterias y hongos:
heridas abiertas, intervenciones quirúrgicas, septicemias (infecciones en la sangre), complicaciones viscerales, infecciones propias del contacto sexual (gonorreas y sífilis), así como la tuberculosis.


   Sin embargo, su ineficacia es total ante infecciones virales, infecciones provocadas por prótesis (valvulares y articulares) y en las causadas por protozoos, legionelas, Aspergillus y micobacterias atípicas.
   Algunos especialistas en enfermedades infecciosas han afirmado que infecciones como la sinusitis y la fiebre reumática evolucionan peor si se tratan con antibióticos.
> Crecimiento del ganado: Algunos antibióticos se usan como aditivos para acelerar el crecimiento del ganado. Se trata de aditivos alimentarios permitidos y autorizados que actúan como factores de crecimiento, suprimiendo el metabolismo de la flora intestinal de los animales, por lo que éstos consumen menos nutrientes y ganan peso. El principal inconveniente es el traspaso de estas sustancias a la leche de los animales.
> Antibióticos tóxicos y vacunas: En el proceso de fabricación y preservación de las vacunas se emplean antibióticos como estabilizadores, para una conservación óptima.
   Los antibióticos más usados en la actualidad como vacunas son la kanamicina, la nistatina, la estreptomicina y la neomicina, aunque su utilización no está muy recomendada. Se encuentran, por ejemplo, en las vacunas de la polio, la rubéola y la varicela.
> Transgénicos: Transgénicamente, los antibióticos se utilizan acompañando al vector que introduce la información genética en la fabricación del maíz transgénico.
   Actualmente, el antibiótico más usado en este proceso de ingeniería genética es la ampicilina.
La acción de los antibióticos
   En la actualidad, la utilización masiva de los antibióticos está planteando serios problemas a nuestra sociedad. Tradicionalmente estos fármacos fueron valorados por ser sustancias extraídas de hongos vivos, que posteriormente pasaron a elaborarse de manera sintética en los laboratorios.
   Recientemente, se ha descubierto la producción de antimicrobianos por el propio organismo (a través de las poblaciones microbianas que habitan en nosotros) y las potentes acciones antibióticas de algunas plantas y alimentos.
   En un principio se observó que su eficacia radicaba en la capacidad de interferir con las reacciones vitales de los microbios, provocando la detención de su desarrollo (acción bacteriostática) o su muerte (acción bactericida).
   Con estos conocimientos, durante décadas se vivió una gran euforia terapéutica, que llevo a ciertos sectores de la investigación a afirmar que la guerra contra los microbios había sido ganada. Incluso hubo quien pensó definitivamente en un mundo sin microorganismos. Pero tras la aplicación indiscriminada de estos remedios, los microbios fueron creando progresivamente sus propios mecanismos de adaptación ante el ataque de millones y millones de dosis durante tantos años.
   Su respuesta se organizó en torno a varias estrategias diferentes.


 

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