jueves, 30 de abril de 2015

Alergias y su relación con los Alimentos: 1ª parte


Los alimentos ocupan un lugar importante en el control de la respuesta de cada persona ante
un proceso alergizante.
Síntomas de la alergia
   Ahogos, Conjuntivitis, Erupciones varias en la piel, Palpitaciones, Ampollas, Convulsiones, Eccemas, Picores, Ansiedad, Debilidad muscular, Faringitis, Problemas de aprendizaje, Artritis, Depresión, Fatiga, Retención de líquidos, Asma, Desorientación, Flatulencias, Sinusitis, Aumento de peso, Diarrea, Frigidez, Taquicardia, Bolsas bajo los ojos, Dolores articulares, Gastritis, Tos, Bulimia, Dolor de cabeza, Hiperactividad, Vaginitis (picores), Cambios emocionales, Dolor de estómago, Impotencia, Variaciones importantes del bruscos, Dolor muscular, Irritabilidad, Peso corporal, Colon irritable, Dolor de oídos, Obesidad, Vómitos, Congestión nasal, Edema de pies o manos, Otitis de repetición.

Alimentos comúnmente asociados a alergias
Frecuentemente: Trigo, Leche, Chocolate, Frutos secos, Cacahuetes, Bebidas alcohólicas, Colores y sabores artificiales, Glutamato monosódico (potenciador de sabor), Huevos, Queso, Cerdo, Colas, Salicilatos, Sulfitos (presentes en la fruta seca).                                                                                                                                                                 Menos frecuentes: Fresas, Centeno, Frutas cítricas, Tomates, Pescado, Mariscos, Nitratos, Mango, Kiwi, Carne de vacuno.

   Las alergias son el resultado de la interacción fisiológica y bioquímica que se da entre nosotros y   el medio que nos rodea. En este entorno se incluyen los alimentos, el aire que respiramos o la ropa, llenos de sustancias naturales o artificiales e incluso microbios, que son identificados por nuestro sistema inmunitario.

El mecanismo de la alergia

    La inmunidad debe tener la capacidad de discernir correctamente entre lo que es propio y lo que es extraño al organismo, entre las necesidades de nuestro cuerpo y aquello que le estorba. Así, cuando se encuentran sustancias extrañas (denominadas antígenos), como respuesta se forman y liberan al plasma sustancias provocadoras de alergia, como la histamina o distintos tipos de anticuerpos. Los antígenos pueden estar presentes en microbios infecciosos, sustancias químicas, pólenes, mohos, pelos de animales en el polvo de la casa y en numerosos alimentos que contienen antígenos de tipo proteínico que estimulan la producción de anticuerpos.
   El problema de la alergia surge cuando la respuesta inmunitaria es inapropiada, incorrecta (se excede el nivel de estrés inmunológico) y el sistema reacciona exageradamente. Entonces los anticuerpos atacan a los antígenos y se liberan sustancias alergizantes, que provocan inflamación del tejido. El enlace entre antígeno y anticuerpo puede provocar daño en los tejidos, especialmente en la piel y mucosas, pulmones y tracto gastrointestinal (allá donde hay mayor superficie mucosa, vía de eliminación capital en todos los procesos alérgicos).
   Entre los síntomas de esta reacción tenemos el picor intenso y la presencia de mucosidades o la eliminación acuosa, nariz tapada, conjuntivitis, reacciones de la piel y aumento de la frecuencia del corazón (normal al tratarse de un problema de exceso de tono nervioso). Sin embargo, otros síntomas crónicos a veces poco relacionados con la alergia son la fatiga, el dolor de cabeza, el dolor o flatulencias gastrointestinales y los cambios del temperamento o carácter.
   En las personas poco alérgicas, el umbral de reacción es muy alto, mientras que en las personas alérgicas “a todo” ocurre justamente lo contrario y dosis muy pequeñas del alérgeno provocan reacciones muy intensas. Esta variabilidad en la respuesta individual seguramente es debida a la diferente capacidad de eliminación que tienen
ciertos individuos frente a las sustancias de excreción. De hecho, la alergia es la culminación de un proceso infructuoso de eliminación o depuración orgánica, tan defectuoso a veces que una crisis anafiláctica puede poner en peligro la vida de una persona
   Los alimentos son algunos de los elementos de nuestro medio ambiente que pueden ejercer un efecto mayor en la respuesta individual, y el proceso alergizante es, más o menos, similar al de otros tipos de alergia (de contacto, inhalada, medicamentosa...).

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