jueves, 26 de mayo de 2016

Supera el Estrés; 10 propuestas naturales para vencerlo, 2ª parte


Mitos y realidades sobre el Estrés
La relación estrés-estímulo
   En los años 50, las investigaciones de laboratorio sobre las reacciones y consecuencias del estrés hicieron posible observar diferentes fases en las que la presión y desequilibrio predisponen a la enfermedad:
> Fase de alarma: Prepara el cuerpo para la acción (sistema simpático).
> Fase de adaptación Una vez pasada la amenaza, reequilibra el cuerpo hacia la relajación o reposo (sistema parasimpático).
> Fase de fatiga: Cuando persiste el estímulo o el equilibrio no logra recuperarse, el cuerpo agota sus reservas de combustible y puede aparecer tal cansancio (estrés crónico) que cada vez tengamos que trabajar más para realizar la misma tarea. En esta última fase se encuentran aquellas personas que expresan “estar quemadas’, algo que merece especial atención, pues es cuando todas nuestras capacidades comienzan a mermar, cuando abonamos un campo propicio para la enfermedad.
   Estas investigaciones se basaron estrictamente sobre el estímulo del sistema simpático, ignorando el papel de la inhibición parasimpática. De allí proviene la popularizada asociación de ‘estrés” con “presión, dado que las etapas citadas se describieron en función de estímulo, sobreutilización y desgaste de los recursos corporales, generando la idea inexacta de que cualquier estímulo es estrés


El “buen” y el “mal” estrés
   Del concepto que acabo de describir y que asoció estrés estímulo, proviene otro mito que tampoco contribuyó a aclarar la problemática del estrés, se trata del mito del buen y del mal estrés. Y es que durante un tiempo circuló la idea de que todo estímulo positivo (que promoviera el ser más productivo, pasarlo bien, fortalecer un grupo muscular o el lograr éxito en cualquier objetivo) era “eustress” y. todo estímulo negativo (que promoviera un ataque cardíaco, el dolor, la frustración, la ansiedad, etc,) era “distress”. Pero en ambos casos, se prestaba atención sólo a las dificultades y respuestas del sistema simpático.
Lo cierto es que:
> Los distintos estímulos generan distintas respuestas. No pensamos ni sentimos igual frente a un desafío que frente a una pérdida importante, por lo que nuestro sistema nervioso autónomo tampoco responde sólo con su sistema simpático, sino que también pone en marcha al sistema parasimpático. Así un estímulo (por ejemplo, una situación crítica) también altera el compás en el que ambos sistemas llevan su ritmo y sus funciones,
> Cuando se produce el desequilibrio, no siempre el estrés es sinónimo de ‘enfermedad, puede ser simplemente una respuesta fisiológica de adaptación circunstancial, que acompaña a una respuesta psicoemocional también excepcional o pasajera.                                                                                                                                                      > Cuando se nos presentan situaciones críticas, generalmente la vida nos confronta con la necesidad de cambios profundos, toma de decisiones, experiencias transformadoras, grandes esfuerzos... y otros factores que causan estrés.
>
De nuestra actitud depende en gran medida, que el estrés sea un estado de respuesta adaptativa a lo excepcional circunstancial, o que se instale como estado crónico. Como respuesta natural nuestro sistema nervioso autónomo acompaña fisiológicamente nuestro proceso psicoemocional de asimilación y superación de las crisis vitales. A medida que esto ocurre, todas nuestras funciones van recuperando la armonía.
> La predisposición biológica y biográfica de cada persona determina diferentes respuestas ante crisis similares. De esas diferencias surgen también distintas tendencias hacia él desequilibrio y las patologías severas, con problemáticas derivadas de un mal funcionamiento del sistema simpático (como la hipertensión o las úlceras) y otras asociadas a un funcionamiento erróneo o desequilibrado del sistema parasimpático (como la depresión o el asma).

Claves para transformar el Estrés en energía positiva
RESPIRACIÓN
1 La respiración irregular y arrítmica nos lleva a un estímulo irregular de la descarga simpática y parasimpática; en otras palabras, a un desequilibrio autónomo o estrés.
> El yoga considera a la respiración como un timón para el sistema autónomo, La exhalación estimula el sistema parasimpático (reposo) y la inhalación estimula el sistema simpático (acción). Practicar la respiración diafragmática con doble tiempo de exhalación que de inhalación, reduce enormemente la tensión y crea un estado más profundo de reposo para el corazón y el sistema vascular (este ritmo no es aconsejable en las personas que sufren depresión crónica, pero sí resuelve un gran numero de problemas de estrés y ansiedad).

 

 

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