miércoles, 23 de septiembre de 2015

Algunas respuestos sobre la Depresión: 4ª parte


Depresión y Flores de Bach
   En el tratamiento de la depresión con el sistema floral del Dr. Edward Bach hay que recordar que la aproximación a esta enfermedad puede contener algunas posibilidades de error. Es demasiado habitual observar como terapeutas en Flores se acercan a la depresión de forma alopática (intentan tratar la enfermedad), o bien tratando el síntoma.
   Según Bach, “no importa cuán grave pueda ser la enfermedad, no importa qué circunstancias, correctas o incorrectas, hayan podido presentarse en el pasado, es la esperanza en el futuro, en tiempos mejores y más gloriosos frente a él, lo que empujará al enfermo hacia la victoria” (...) “He aquí dos puntos fundamentales que todo terapeuta debe tener en mente cuando se trata de ayudar a un paciente. El primero consiste en estimular y fortalecer su individualidad, y el segundo, en enseñarle a mirar hacia adelante”.
   Generalmente, detrás de una persona que se encuentra deprimida o que tiene tendencia a la depresión, encontraremos un estado de miedo.


   En palabras del Dr. Bach, “el miedo es el origen esencial de la enfermedad mental» y en la actualidad no tiene sentido decirle a la gente simplemente “no teman” o “no deben estar enfermos”. Es necesario decirles por qué tienen miedo, o por qué están enfermos”.
   Bajo el término de depresión distintas ramas de la salud se han esforzado y se esfuerzan para determinar cuáles son sus contenidos y distinguir en qué casos se encuentran ante una depresión, una tristeza, una melancolía, etc.  Desde el punto de vista de las Flores de Bach, esta apreciación no es demasiado importante, puesto que en definitiva, en uno u otro estado la persona lo está pasando mal y ha perdido de vista el horizonte, se encuentra totalmente deshinchada por dentro y, entre otras reacciones, no es capaz de reconocer en ella ninguna motivación o impulso interior suficientemente fuerte que le impulse decididamente a la vida.
   En otro orden de cosas, pocas veces se alienta a la persona a vivir con los cinco sentidos su estado depresivo o deprimido, pero es ahí desde donde la persona podrá encontrar salida a la situación, traspasándola, elaborándola y tomando decisiones. Cuando una persona está en este estado, demasiadas veces se observa como sus amigos y familiares intentan sacarla de ahí, aunque aparentemente ésta se divierte y distrae, etc., sólo ella y su almohada saben del temor a que vuelva a suceder lo mismo. Esta situación crea a la persona un estado de incomodidad consigo misma, ya que tiene la sensación de que está viviendo algo malo, pues no acepta el sentirse así.
   Desde el método floral del Dr. Bach, esto nos lleva una vez más a olvidarnos de la depresión para ponernos ante una persona que está viviendo una situación de una manera determinada. Una vez más, lo más importante es el paciente. “Lo que importa -asegura Bach- no es lo que el paciente tiene, no es la así llamada enfermedad lo que realmente se necesita tratar, porque una misma enfermedad puede provocar distintos resultados en diferentes personas. Lo importante es el paciente, la forma en que se ve afectado, que es nuestra verdadera guía para su curación”.
   Para estos casos, podríamos recurrir a distintas Flores de Bach y remitirnos a tres situaciones distintas:
• Los estados que corresponderían a la flor Gentian (genciana) se atribuirían a “aquellos que se desalientan fácilmente. Pueden progresar satisfactoriamente en la enfermedad o en los negocios de su vida cotidiana, y luego, ante el menor retraso u obstáculo en su progreso, dudan y se desaniman pronto”.
• Los estados Mustard (mostaza blanca) corresponderían a “quienes están expuestos a temporadas de melancolía, o incluso desesperación, como si les cubriese de sombras una negra nube fría que ocultase la luz de la alegría de vivir. Resulta difícil encontrar una razón o explicación para estos estados repentinos”.
   Además, las 36 flores restantes representan estados de desequilibrio asociados a la depresión, y que pueden ser útiles para neutralizar estos desequilibrios. Estos son algunos ejemplos:
• Pine (pino silvestre o albar): culpabilidad
• Star of Bethlehem (leche de gallina): shock
• Gorse (aulaga): desesperanza
• Sweet Chesnut (castaño dulce o común): desesperación
• Heather (brezo común): soledad
• Crab Apple (manzano silvestre): no aceptación de uno mismo
• Willow (sauce): amargura
• Chicory (achicoria): abandono
   Por último, según las indicaciones de Bach, “las hierbas mencionadas pueden utilizarse en conjunto con cualquier tratamiento ortodoxo, o adicionado a cualquier prescripción, y facilitarán y acelerarán el tratamiento de todo tipo de casos, haciéndolo más efectivo”.
Hipérico para la depresión
  El hipérico (Hypericum perforatum L.) es una planta vulgar y común de nuestros campos, que ha sido utilizada desde tiempos inmemoriales para diversos fines medicinales, especialmente en el tratamiento de las heridas o contusiones.
   Los antiguos la tenían en gran estima y la habían puesto bajo la devoción del apóstol San Juan, entendiendo que tenía propiedades sobrenaturales, pero en todo tiempo de tipo benéfico.
   Su nombre deriva de que tanto sus hojas como las flores tienen un punteado que se ve al trasluz, que contiene el conocido aceite de hipérico. El hecho de que el punteado apareciera cuando la planta se iluminaba a través del sol
, hizo pensar a los griegos en una aparición divina (que es lo que significa hiper eykon).
   Sin embargo, estudios recientes realizados en la última década, han encontrado que el hipérico contiene una sustancia, denominada hipericina, con alto poder antidepresivo. Los estudios se han realizado sobre miles y miles de pacientes con un protocolo de estudio muy serio, y se han comparado con algunos de los antidepresivos más habituales, como los antidepresivos tricíclicos (amitriptilina, imipramina, etc.) o con la fluoxetina (más conocida como Orozac). En todos estos estudios, el hipérico ha demostrado tener, como mínimo, un efecto equivalente a los fármacos sintéticos, con la ventaja de que los efectos secundarios, tan frecuentes en los fármacos antidepresivos, son entre diez y cincuenta veces menores. Quizás ahí radica la gran esperanza en la terapia con hipérico, ya que en muchos casos, las personas que sufren una depresión dejan de tomar el fármaco por la gran presencia de sensaciones molestas que produce, como por ejemplo sequedad de boca o inestabilidad.
   El hipérico se recomienda hoy en día y de forma oficial, como un remedio para el tratamiento de las depresiones leves. Sin embargo, la planta ha demostrado que en combinación con otros fármacos, también es útil en el tratamiento de las depresiones graves, aunque en estos casos siempre habrá de ser prescrita por un médico o especialista.
   La mejor forma de tomar el hipérico es en forma de extracto seco (en cápsulas), porque los estudios sobre su efecto antidepresivo se han realizado con este tipo de preparación y, en segundo lugar y mucho más importante, porque los componentes del hipérico son muy inestables, por lo que no tiene el mismo efecto una planta recién recolectada en su momento idóneo, que una planta seca y conservada de cualquier manera. Además de ello, la época de recolección es de gran importancia, porque el hipérico contiene la mayor concentración de hipericina durante el mes de junio (el día de San Juan, y de ahí también su nombre), cuando los capullos florales están a punto de abrirse.


 

 

 

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