jueves, 27 de octubre de 2016

Medicina precolombiana, 3ª parte


AMÉRICA CENTRAL
Uto-aztecas
   Los pueblos cazadores y depredadores del Oeste de México, entre el desierto de Utah y Centroamérica, han sido agrupados como Uto-aztecas por constituir una familia lingüística homogénea.
   José Ortega (1 745) indica que los curanderos nayaritas empleaban algunas hierbas medicinales como la hierba del tabardillo y la hierba de las heridas. Algunas tribus, como los Nayaritas, los Laguneros y los Coras tenían un ritual en el que tomaban botones de peyote Lophophora williamsii, y se embriagaban de manera que sentían alucinaciones y se desdoblaba su personalidad.
   Los Tarahumaras producían tesgüino, cerveza fabricada a partir de maíz fermentado, y chachui, un vino hecho de trozos de maguey machacados, cocidos y fermentados. Cerca de Nogorachic utilizaban en sus curas una variante del baño de vapor, consistente en un hoyo capaz de acomodar a un hombre, que cubrían con ramas y pieles, colocando en el fondo piedras muy calientes a las que echaban agua y ramas de cedro aromáticas para producir vapor y hacer que los enfermos sudaran profusamente. En las ceremonias curativas tenía un papel decisivo el ritual mágico con el tesgüino y el jículi o peyote, pero, además, administraban diversas plantas de reputación medicinal como el pachoco, el ari y el palo amarillo. Los Tarascos del territorio michoacano cultivaban maíz, fréjoles y calabazas, y consumían con frecuencia infusiones de las hojas de nurite.


Aztecas
   En los Aztecas, por ser la última cultara precolombina del Anahuac, se integraron los mitos de las antiguas culturas mesoamericanas con su politeísmo, a la vez que se diversificaron y perfeccionaron las prácticas ceremoniales, entre las que destacan las referentes a la medicina.
   El panteón de los dioses mexicanos fue estudiado en detalle por Sahagún (1572). Entre ellos, Tzapot-latena, diosa nacida en Tzapotlan, a quien se debía la extracción del uxiti, aceite de la resina del pino, que según Sahagún, a aprovechaba” para sanar muchas enfermedades y primeramente… contra una manera de bubas o sarna que nace en la cabeza, que se llama quaxoxoxiuiztl, y también contra otra enfermedad nace en la cabeza que es como bubas que se llama chaquachiciuiztli, y
también para la sarna de la cabeza”. Dicha resima era buena contra la ronquera de la garganta, las grietas de los pies y los labios y otras enfermedades.
   El cronista agrega que como esta mujer debió ser la primera que halló este aceite, contáronla entre las diosas, y hacíanla fiesta y sacrificios aquellos que vendían el uxiti.
  
Sahagún (1572) describió los ideales del médico y el sabio aztecas con gran belleza: “De los médicos: El médico suele curar y remediar las enfermedades; el buen médico es entendido, buen conocedor de las propiedades de las yerbas, piedras, árboles y raíces, experimentado en las curas etc.”.
   El aspecto más universal de la terapéutica mexicana precolombina lo constituye el uso de las hierbas medicinales. Su mejor repositorio fue el Códice Badiano (1552), de Martín de la Cruz, médico xochimilca, traducido al latín por Juan Badiano. Contiene 13 capítulos de remedios por sus nombres nahuatls, que están ordenados por la localización de las enfermedades a las cuales se aplican, de capite ad pedem, de ahí que en un mismo área anatómica se trate de enfermedades sin ninguna relación. En total se mencionan 251 plantas medicinales, de las cuales 185 están reproducidas en color. Sahagún (1572) trató “De las enfermedades del cuerpo humano y de las medicinas contra ellas’ y amplió los remedios con dos secciones más bien extensas “De las hierbas medicinales” y “De las piedras medicinales”. Describió en total 185 hierbas medicinales que en muchos casos aparecen en el C. Badiano. Francisco Hernández, como resultado de su exploración de la materia médica mexicana (1570- 1577), describió cerca de 1200 drogas, aunque su índice con los sinónimos nahuatls alcanza 4043. La nomenclatura botánica nahuatl es sistemática, y permite identificar la apariencia y hasta el uso de la droga; el sufijo xihuitl significa herbácea


Los códices
  Las culturas precolombinas no llegaron a conocer la escritura, si bien en Mesoamérica, la expresión de su mayor refinamiento cultural, fueron los códices jeroglificos mayas y los códices pictográficos mexicanos, que incluyen los aztecas, cholultecas, mixtecas, zapotecas y otros de difícil clasificación.
   Los códices americanos han sido estudiados repetidamente, y en algunos casos se ha analizado su posible interés médico, los más antiguos datan de hacia 1050 d. de C. y son mayas: el C. Dresden, el C. Madrid, el C. París y el C. Grolier, hallado recientemente muy fragmentado. La clasificación de los códices de América Central de interés médico es compleja. Su estudio e interpretación histórica médica están sembrados de dificultades que han dado por resultado graves errores. La inclusión de los códices, con imágenes anatómicas o actos como el parto o la extracción del corazón, de apariencia médica, como fuentes de la Medicina precolombina, no es correcta, pues se olvida que su medicina es por esencia mágica, y el concepto de la enfermedad, sobrenatural. Así, podemos entender que los códices americanos que se refieren de algún modo a la medicina precolombina ofrecen información al respecto cuando contienen un componente calendario augural mediante el cual el médico establecía el origen y el pronóstico de la enfermedad. Por tanto, todos los códices augúrales son médicos, mientras que los históricos con narrativas de migraciones, genealogías y hechos de las tribus, tienen interés médico al mencionar episodios de hambrunas, epidemias y sucesos en directa relación con la medicina anual, xochiltes flor, quahuiti, árbol y pahtli, medicina. Algunas drogas aztecas como la jalapa, la zarzaparrilla, el ricino o los bálsamos fueron muy utilizadas en el pasado, pero rara es la que ha sobrevivido en las farmacopeas contemporáneas. Un grupo de ellas ha visto reactivado su interés por tener propiedades alucinógenas, los hongos teonanacati, el cacto peyotl, la trepadora ololiuhqui y el arbusto toluah.
  
A los Toltecas, una corriente migratoria de origen chichimeca y lengua nahuatl que llegó a la altiplanicie mexicana hacia 200 a. de C., se les atribuye la preparación de una bebida embriagante obtenida de la fermentación del aguamiel del agave, el octli o pulque, así como el conocimiento de las plantas medicinales.


 

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