lunes, 31 de octubre de 2016

Vivir sin Psoriasis


TRATAMIENTOS
   La Psoriasis es una enfermedad de la piel, que en la mayoría de los casos evoluciona de modo crónico y de forma benigna. Se tiene conocimiento de ella desde la antigüedad, y está extendida en todo el mundo, afectando de un 2 a un 4 % de la población en general.

   La Psoriasis se caracteriza por regiones de piel inflamada, de tipo superficial y simétrico, bien delimitada, que puede afectar a áreas muy concretas o extenderse en grandes zonas del cuerpo. La localización en la cara no es normal que se dé.
   La capa superior de la piel muestra un engrosamiento y unas zonas de descamación fina asociada a escamas de color plateado y opalescente que pueden producir un intenso picor y ardor ocasional.
   La manifestación, el grado de evolución y el desarrollo de la enfermedad varía mucho de un caso a otro, aunque de modo general se manifiesta de modo alternante los periodos de brote y en los de remisión, en los cuales desaparecen los síntomas.
   Existen diversas formas de Psoriasis. La más común (90%) es la Psoriasis vulgaris, cuya localización puede afectar preferentemente las zonas de flexión y extensión de rodillas, codos, axilas, pliegue anal, así como cuero cabelludo y cejas. Otras manifestaciones de la enfermedad, aunque no tan frecuentes son la afectación inflamatoria y artrósica de las articulaciones y la sobre-infección de la piel en las zonas afectadas al desaparecer la protección cutánea a las bacterias, apareciendo pequeños micro-abscesos o pústulas sobre las escamas.
   Dentro de la Psoriasis vulgar hay una forma que se caracteriza por desencadenarse en la juventud, que afecta frecuentemente a varios miembros de la familia y es de probable mecanismo autoinmune, es decir que el propio organismo reacciona contra elementos propios produciendo una reacción inflamatoria. Hay otra forma que aparece en edades más avanzadas sin probable relación autoinmune ni desarrollo familiar evidente.


CAMBIOS QUE SUFRE LA PIEL EN LA PSORIASIS
   La piel está formada por tres capas superpuestas, denominadas desde la superficie al interior, epidermis, dermis superficial y dermis profunda. La epidermis tiene un grosor de 1 mm., no contiene vasos y su estructura está compuesta por células que provienen del crecimiento de las capas más internas. En la parte más superficial de la epidermis se sitúan las células viejas, que están por encima en forma de escamas invisibles que se van prendiendo conforme van creciendo las células más profundas migrando hacia el exterior. La maduración y transformación de las células hasta el desprendimiento de la escama queratinada se extiende normalmente durante el plazo de 4 semanas.
   En la Psoriasis se produce un recambio celular acelerado de la piel, lo cual lleva a una ampliación de la capa de células superficiales que al  poder juntarse entre sí se descama de modo excesivo y se produce una alteración funcional de la piel con la consiguiente desprotección de los agentes externos (infecciones) y deshidratación. También se produce un aumento de la circulación superficial con enrojecimiento inflamación local.
   La Psoriasis cura sin dejar cicatrización y no se altera el crecimiento del pelo. Al remitir la lesión queda a menudo una falta de pigmentación residual o, al contrario, una híper-pigmentación.


CAUSAS DE LA PSORIASIS
   Parece ser que hay una cierta predisposición hereditaria a padecer la enfermedad. Cerca de un 30% de los pacientes con Psoriasis tiene algún familiar con la misma afección, aunque no hay una relación ni en el momento de aparición ni en su intensidad, ya que estas características son muy variables.
   Debido a esta variabilidad individual cada vez se da más importancia al factor psicológico en la afección de la enfermedad, que se centra en situaciones vivenciales de separación, como es la pérdida del contacto físico o psicológico con personas queridas. A nivel social y sentimental, las personas que padecen esta enfermedad sienten un sentimiento de injusticia y reproche frente a este estado de separación. El hecho de que la enfermedad evolucione a brotes estaría en relación a que estas situaciones conflictivas se repiten y se solucionan parcialmente en el tiempo y por esto las lesiones cutáneas predominan en determinados momentos como fase descamativa o como fase inflamatoria.
   Sin embargo, además de estas situaciones psicológicas, hay ciertos factores que pueden desencadenar los brotes de psoriasis, como son heridas o inflamaciones cutáneas, procesos infecciosos respiratorios, enfermedades eruptivas de la infancia (sarampión, varicela...), alcohol, ciertos medicamentos, diabetes, hipersensibilidad a ciertos alimentos, obesidad, osteoporosis. Todo lo cual reafirma que la manera de vivir estados de separación puede inducir a determinados estados de ánimo que deriven en otras patologías relacionadas, y ciertas enfermedades pueden producir a la larga un estado de separación con sentimiento de injusticia y angustia asociadas.


Parece cierta una predisposición hereditaria a padecer la enfermedad.
Cerca de un 30% de los pacientes con psoriasis tiene algún familiar con la misma afección, pero esta relación es arriesgada, pues las características son muy variables.
TRATAMIENTO DE LA PSORIASIS
  Es importante tener en cuenta las medidas que tienen influencia positiva sobre la enfermedad y que sin lugar a dudas pueden disminuir tanto la intensidad como la frecuencia de los brotes. Así, evitaremos circunstancias agresivas para la piel como son la exposición y el contacto de sustancias potencialmente tóxicas o alergénicas (óxido de nitrógeno, derivados sulfurados....), y como norma dietética, seguir una alimentación integral, rica en fibras y pobre en grasas de origen animal.
   El mar y la exposición solar suelen ser claramente beneficiosos, aunque en este último apartado es importante tomar ciertas precauciones.
   Se debería dar mucha más importancia al aspecto psicológico antes mencionado de separación, ya que si éste se determina realmente en parte del paciente, es una pieza clave en la evolución de la enfermedad, mediante la búsqueda de comportamientos que superen estas circunstancias adversas. Es importante, por tanto, encontrar una gran ayuda y apoyo familiar y social, sobre todo teniendo en cuenta que la propia enfermedad por parte del paciente y de los demás, puede agravar el conflicto de separación por miedo al contagio o a una cierta aversión.


   Sin embargo la Psoriasis sigue siendo una incógnita en su evolución ya que hay una gran variabilidad en su manifestación y evolución posterior. Es por ello que se la ha llamado la enfermedad caprichosa, ilógica y excéntrica (Suglia 1993).
   Esto hace que el tratamiento sea muy personalizado en relación a los factores predisponentes de cada persona.
   Como medidas de tratamiento directo tenemos la fotoquimioterapia, los retinoides, el Ditranol y la Cortisona, como terapéutica clásica no han demostrado su eficacia a largo plazo, debido a sus múltiples efectos secundarios y al efecto rebote que producen en algunos casos al abandonar el tratamiento. Por todo ello se hace necesario valorar alternativas naturales que no presentes estos inconvenientes.
   Cada vez se da más importancia al factor psicológico en la afección a la enfermedad. A nivel social y sentimental, las personas que padecen Psoriasis sienten un sentimiento injusticia y reproche frente a este estado de separación.

Tratamientos
+ Aplicación local de preparados que protegen y engrasan la piel, así como de cremas y lociones hidratantes.
+ Tomar Vitamina
D3 en combinación con aceite de pescado o aceites vegetales ricos en glicéridos y Vitamina E, como el de onagra, borraja, maíz, lino, germen de trigo. La riqueza de estos aceites naturales en ácidos grasos tipo omega parece influenciar positivamente en el proceso inflamatorio de la Psoriasis.
+ Como suplementos vitamínicos debemos de considerar las Vitaminas A, E, C y B, que intervienen en el crecimiento y reparación de la piel. 
                                                                                                                                   
÷ Muchas veces brotes agudos pueden ser reprimidos con una terapia selectiva de UV tipo A, ya que parece tener un efecto inhibidor sobre la multiplicación celular de la piel.
+ Otra alternativa es el tratamiento homeopático, que toma una consideración muy especial de las particularidades de cada paciente, ya que los remedios son seleccionados de acuerdo con la constitución del paciente, el aspecto local de la lesión y los síntomas asociados.
+ La Fitoterapia puede ayudarnos a mejorar los cuadros agudos de la enfermedad al poder incidir sobre la función metabólica y cutánea, la modulación.


   Para potenciar el sistema inmunitaria, se utilizan Plantas como la Equinácea, el Eleuterococo y el Ginkgo biloba.
   Por sus efectos depurativos y drenadores hepáticos se utilizan el Abedul, el Helicriso, la Fumaria y la Escrofularia.
  
La Melisa, el Marrubio y la Avena actúan como moduladores del sistema nervioso y hormonal, teniendo la Avena también un efecto directo sobre el cuidado de la piel.
   El Grosellero negro tiene una acción importante sobre el metabolismo de la piel, favoreciendo su crecimiento y regeneración.


  Para el sistema nervioso se deben tomar Infusiones de Pasiflora, Valeriana (raíz), Espino albar y Azahar.                 
La yemoterapia incluye el tratamiento con las partes de crecimiento de la planta (yemas), con una gran riqueza en determinados principios activos de la planta. Aplicado a la Psoriasis contamos con el Nogal, indicado en Psoriasis con tendencia a la infección. Se prescribe en dilución homeopática decimal, 40 gotas tres veces al día.
   A nivel de Fitoterapia local, la pomada de tintura madre de Mahonia aquifolium tiene un efecto antiinflamatorio importante, junto a una me
jora en el desprendimiento de las escamas psoriásicas, que ayuda a una mejor reepitelización de la piel. Ofrece una muy buena tolerancia y es considerada agradable debido a sus características protectoras.
   En aplicación local también podemos aplicar cataplasmas de Arcilla en las zonas afectadas, potenciadas con 20-30 gotas de extracto de Bardana.
  
Si afecta a amplias zonas del cuerpo se pueden realizar baños de Arcilla, posteriormente aclararse y aplicar en las zonas afectadas aceite de Crisálida o cerato de Calaguala. Si hay un gran componente inflamatorio se puede aplicar una emulsión de Manzanilla, Aloe, Llantén y Caléndula. Los baños se pueden realizar incluyendo plantas ricas en mucílago, que actúan como emolientes (Lino, Malvavisco, Milenrama, Llantén y Pensamiento) y potenciarlo con extracto de propóleo.
   Como ejemplo de tratamiento con fitoterapia tendríamos la combinación de Grosellero Negro, Helicriso y Ginkgo biloba en cápsulas de extracto seco asociada a una infusión a base de Melisa, Equinacea y Centella Asiática, esta última de gran propiedad antiinflamatoria y cicatrizante. Además, aplicaríamos dos veces al día una crema a base de Mahonia aquifolium.

RECOMEDACIONES DIETÉTICAS
+ Dieta exenta de alimentos que pueden ser agravantes, como el cerdo, grasas, dulces, salsas, fritos, alcohol, picantes y condimentos fuertes.
+ Tomar verduras frescas y abundante fruta. También puede tomarse en zumo, apio, zanahoria, lechuga, uvas, pomelo, limón.
+ La pulpa de zanahoria ha sido empleada en aplicaciones externas contra diferentes afecciones cutáneas, ya que calma el picor.
+ Utilizar aceites de semilla de gran pureza, de primera prensión en frío, como el aceite de lino, girasol o maíz.
+ Aumentar el consumo de cereales integrales (arroz, trigo, maíz, cebada, avena, mijo...).
+ Como suplemento alimentario de tipo vitamínico que favorece el crecimiento y regeneración de la piel, tenemos el germen de trigo y la levadura de cerveza.


 

 

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