viernes, 3 de junio de 2016

El ritmo de la Fertilidad, 1ª parte


Una dieta adecuada, la modificación de algunos hábitos de vida o las plantas medicinales son algunas de las medidas más naturales para favorecer la fertilidad.
   La incapacidad para concebir a un hijo es un problema angustioso para muchas parejas, e incluso
en ocasiones representa uno de los motivos de su separación. La angustia, los sentimientos de fracaso, de culpa y la disminución de la calidad de vida acompañan a esta situación. Existen muchas razones por las cuales una pareja es incapaz de concebir a un hijo, y una de las más importantes es la falta de acoplamiento con el tiempo que nos marcan los ciclos vitales masculino y femenino.


   Esta coincidencia es vital en el desarrollo de la concepción, especialmente cuando nos referimos a la unión satisfactoria del esperma y del óvulo, la vida extremadamente corta del óvulo exige que el esperma esté en su proximidad en ese preciso momento, este requisito es imprescindible para que la fertilización pueda tener lugar.
   Es posible que una pareja tenga óvulos y esperma fértiles, y que aun así el embarazo sea prácticamente imposible. Las parejas sin problemas de fertilidad tienen tan sólo una cuarta parte de posibilidades de conseguir un embarazo después de un mes de hacer el amor sin preservativo, incluso aunque el coito se haya realizado los días de máxima fertilidad. Estas mismas parejas tienen un
85% de posibilidades de embarazo después de un año de hacer el amor sin tomar ninguna medida de protección.
   Estos datos nos indican que el embarazo, a pesar de ser la consecuencia natural de la unión física de una pareja, no es tan fácil de conseguir cuando se desea.
  En el centro de control de enfermedades de Atlanta, se estudió un grupo de 1.800 parejas que sufrían de infertilidad, considerándose no fértiles por el hecho de no haber concebido después de no tomar ninguna protección en el coito durante un año. El 84% de estas parejas podían concebir de forma muy esporádica, y de hecho algunas de ellas lo consiguieron tras diez años de relación.
   Aun así, hay parejas que necesitan incluso más tiempo para poder conseguir el deseado embarazo, y algunas no lo consiguen jamás. Los factores que influyen en ello son numerosos, e incluyen, por ejemplo, la frecuencia del coito o la edad y la salud general de ambos miembros de la pareja.
   Algunos expertos sugieren que una pareja debería hacer el amor entre tres y seis veces por semana para conseguir una concepción en caso de tener problemas. Las parejas de mayor edad no son tan sexualmente activas como las más jóvenes, y por ello y por su menor salud, tienen más dificultades para concebir un hijo.   Otros factores como el estrés, la polución ambiental, la salud débil o la dieta insuficiente o desordenada son importantes en la fertilidad.


   A todo ello se añade el proceso del envejecimiento, que en el caso del sistema reproductor femenino empieza ya a los treinta años. Por ello, muchos expertos sugieren que las parejas que superan esta edad deberían buscar ayuda si no consiguen el embarazo después de seis meses de intentarlo sin ningún tipo de control anticonceptivo.
En la mujer, la vitalidad del organismo es directamente responsable                                                 de la fertilidad de los óvulos
La fertilidad femenina
   Aunque los hombres están sometidos a los mismos procesos de inhibición de la fertilidad que las mujeres, hay que reconocer que el sistema reproductor femenino es mucho más delicado y está más sometido a este “reloj biológico”. A diferencia de los varones, cuyo esperma se segrega de forma constante, las mujeres producen óvulos fértiles de forma cíclica, óvulos que están presentes en sus ovarios desde el nacimiento. Existen numerosas evidencias científicas que nos indican que la disminución de la vitalidad del organismo es directamente responsable de la fertilidad de estos óvulos.
   Otros cambios en el sistema reproductor afectan directamente a la fertilidad femenina, que disminuye con el transcurso del tiempo. Una de ellas es el nivel de estrógenos circulantes. Los estrógenos son la hormona femenina por excelencia, aunque no la única, y la secreción de esta hormona es necesaria para favorecer la menstruación y mantener el embarazo. Sus niveles empiezan a disminuir a los
35 años. Otro factor determinante es el moco vaginal, necesario para ayudar al esperma a realizar su trayecto hacia el óvulo. Así, la menor mucosidad en una mujer significa menor capacidad para el embarazo.

Los ciclos de la concepción
   El ciclo mensual de la mujer es el que determina el momento de la concepción. Mientras que el hombre puede ser fértil cualquier día del mes o del año, la mujer con buena fertilidad tan sólo puede concebir una tercera parte de los días del ciclo. El óvulo, a partir de su emigración de los ovarios (verdadero nido donde permanece prácticamente durante toda su vida), sólo vive aisladamente entre 12 y 24 horas.
   Por otra parte, el esperma puede vivir hasta cinco días si está protegido por el moco fértil de la mujer, pudiendo entrar en la vagina durante el período no fértil y provocar el embarazo unos cuantos días después. De cualquier forma, en general esto no ocurre así, puesto que el moco infértil reduce la vitalidad del esperma, de modo que éste suele estar muerto al cabo de tan sólo cuatro horas.


Signos de fertilidad femenina
    Hemos de prestar atención a los signos de fertilidad que se utilizan en el control de la natalidad. Muchas personas creen que este control tan sólo se refiere a la forma de evitar el embarazo, y no es cierto, ya que este indicador determina el momento idóneo para la concepción

    Existen métodos para calcular la fertilidad que se han demostrado poco efectivos: uno de ellos es el llamado “del ritmo”, un sistema desarrollado en los años treinta, que asumía que los ciclos de la mujer eran regulares en todo momento. Este método es descartable si tenemos en cuenta que el ciclo mensual varía de mujer a mujer y que en una misma mujer puede variar de mes a mes. En cualquier caso, la lógica errónea del método “del ritmo” ha hecho que la reputación de los métodos de alerta sobre los signos de la fertilidad haya caído en un cierto descrédito.
   Pero en realidad, algunos de estos sistemas pueden ayudar a determinar cuál es el momento ideal para la concepción. Es por ello que hemos de llevar un control de los cambios de la temperatura basal, del moco cervical, y de la posición y el tacto del cuello del útero, para incrementar las posibilidades de embarazo.

 

 

 

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