jueves, 30 de junio de 2016

Hepatitis; Cuidados naturales, 1ª parte


Las Hepatitis pueden prevenirse con el conocimiento de sus causas y unos hábitos de vida más saludable.                                                                                                                                          La Fitoterapia, la Hidroterapia o una correcta alimentación forman parte de su tratamiento natural.
Las funciones del hígado
    El aumento de tóxicos en el medio ambiente y en nuestra alimentación es, junto con otros factores, un aspecto importante del buen funcionamiento del hígado para la salud. Entre las funciones más importantes del hígado se encuentran:
1 Control de los depósitos de energía:
- Acumulación y control de Vitaminas A, B12, K y hierro.
- Metabolismo de hidratos de carbono, síntesis, depósito y control del glucógeno (reserva de glucosa), lípidos y proteínas, las cuales almacena, controla y distribuye según necesidades.
2 Elaboración hormonal y control de corticoides y estrógenos, eliminando el exceso.
3 Función antitóxica. Evita los efectos perniciosos del alcohol, herbicidas y pesticidas. Elimina las sustancias de desecho de los glóbulos rojos muertos, y aprovecha y recicla el hierro. Transforma el amoníaco en urea y las purinas en ácido úrico, para ser eliminados. Elimina tóxicos hormonales: tirosina, cortisol, aldosterona, anticonceptivos, antibióticos, histamina, serotonina, etc.
4 Produce y controla sustancias que son indispensables para la coagulación de la sangre.
5 Controla y ayuda a la digestión, segregando más de 1 litro de bilis al día, necesaria para la digestión de las grasas.
6 Interviene y controla el sistema inmunológico.
7 Filtra casi un litro de sangre por minuto, eliminando de ella bacterias, endotoxinas y complejos antígeno-anticuerpo.
8 Su importancia no es sólo física, sino también psicológica. Ha sido reconocida desde la Antigüedad. Así, se relacionó su mal funcionamiento con la melancolía (bilis negra).
   La importancia que el hígado tiene para nuestra salud hace que nos cuestionemos qué cuidados generales pueden afectar a su comportamiento. Uno de los más importantes y más reconocido es la dieta, por eso es fundamental no sobrecargarla. Recordemos, por ejemplo, que a los patos se les provoca el hígado graso con una sobrecarga alimenticia, para poder producir luego el foie-gras que se vende como especialidad gastronómica.
   La dieta vegetariana es la dieta a recomendar por excelencia, por ser rica en productos antioxidantes como las Vitaminas C, E, zinc, selenio, colina y metionina, que ayudan a proteger la célula hepática. Esta alimentación es muy adecuada, sobre todo si, además, está libre de pesticidas, plaguicidas y herbicidas, es decir, si los productos son de agricultura biológica.


   La hepatitis es una inflamación aguda del hígado con necrosis o destrucción de las células hepáticas. Las causas que la producen son numerosas, entre ellas, algunos tóxicos como el fósforo, fármacos como los anticonceptivos, alteraciones metabólicas, enfermedades como la insuficiencia cardiaca, alteraciones generales como el Lupus eritematoso, el alcohol (probablemente la primera causa de hepatitis) y las infecciones por virus o bacterias.
   Sobre las infecciones virales y su posible prevención con vacunas se ha hablado mucho, pero es importante saber que la prevención más importante en relación a la hepatitis se centra en el conocimiento de sus causas y en adquirir unos hábitos más saludables.
Tipos de hepatitis
 Cada tipología de hepatitis se distingue por unas características de transmisión y evolución particulares:

 Hepatitis A y E
  
Entre las hepatitis víricas conocidas, las del tipo A y E se transmiten por vía oral, fecal y a través de la saliva y el agua. Son las hepatitis más frecuentes y mucha gente las pasa sin síntomas clínicos, es decir, sin darse cuenta. Aún así, en el caso de que den síntomas, éstas son enfermedades benignas, siempre que el hígado no se maltrate con otros tóxicos.
Hepatitis B
  
La hepatitis B se transmite por vía parenteral, mediante pinchazos o jeringuillas y también por vía sexual. Sobre ella se ha hecho la mayor publicidad preventiva, basada en las vacunas y el cuidado con las jeringuillas. Dos cuestiones a este respecto: el 90% de los casos de este tipo de hepatitis se curan sin ningún problema. El 10% cronifican, y entre este porcentaje, un 90% suelen ser portadores sanos.
   Es importante destacar que aunque la vacuna se ha vendido como preventiva de todas las hepatitis, en realidad su protección no está clara en los enfermos que más la necesitan (renales y hemofílicos). La mejor protección consiste es evitar pinchazos y el contacto con la sangre de otros enfermos de hepatitis B y cuidar de modo general el hígado.


Hepatitis C
  
La hepatitis C también se transmite por vía sexual o parenteral. No tiene vacuna preventiva, y el tratamiento con interferón es eficaz sólo en algunos serotipos de esta enfermedad.
   Hay que señalar que muchas personas que tienen anticuerpos ni siquiera han pasado la enfermedad, y aunque son portadores del anticuerpo contra el virus, éste no les ha producido ningún problema en el hígado.
   Se dice que entre un 25 y un 30 % de las personas que entran en contacto con el virus se curan totalmente. Entre el 60- 70 % pueden cronificar, un 10% de los cuales tendrán las transaminasas bajas (enzimas de las células hepáticas que aumentan en sangre al romperse las células) y una buena evolución, mientras que el otro 90% tendrá las transaminasas altas.
   Entre el porcentaje que corresponde a aquellas personas que tienen las transaminasas elevadas, en un 20 % puede producirse cirrosis y, en alguno de estos casos, puede degenerar en proceso tumoral (carcinoma hepatocelular).

 

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