lunes, 5 de septiembre de 2016

Memoria ¡No te olvides de ella! Mejora tu capacidad para recordar, 2ª parte


Las 3 grandes instancias psíquicas

> El Ello, compuesto por nuestras pulsiones innatas, busca la satisfacción inmediata de sus necesidades, sin tener en cuenta para nada la realidad o la moralidad.
   Está regido por el principio del placer.
> El Yo dirige y controla las percepciones y las acciones administrando las relaciones con el mundo exterior.
   Está dominado por el principio de realidad.
> El Superego o Superyo es la instancia que contiene las reglas y los valores sociales. Proviene de la identificación del niño con los padres idealizados.
   Cuando estas tres instancias tienden hacia objetivos diferentes, surgen los conflictos. Dicho de una manera sencilla, si las acciones que emprendemos para satisfacer algún deseo no condicen con nuestras normas idealizadas de conducta, nos sentimos conflictuados. Turbados por sentimientos de vergüenza, culpabilidad o hastío, ponemos en marcha mecanismos de defensa con el objetivo de apartar emociones ingratas y luchar contra los deseos que las motivan.
   Así, algunas experiencias nos resultan tan insoportables, que la Memoria prefiere borrarlas del campo de la consciencia. Este tipo de olvido es denominado por los psicoterapeutas como ‘rechazo’.


Del inconsciente, las emociones y otras interferencias llamadas “Olvido”

RECHAZAR RECUERDOS
  
Según Freud, el olvido no es un fenómeno pasivo. Por el contrario, tiene una función activa que depende fundamentalmte de la relación armónica o conflictiva que exista entre las tres instancias psíquicas que determinan nuestra personalidad (ver recuadro anterior).
DISTORSIONAR RECUERDOS
  
Como hemos visto, nuestra Memoria está sometida a nuestra subjetividad. Nuestras creencias, actitudes o tradiciones son capaces de influenciar nuestros recuerdos y producir distorsiones entre lo que hemos percibido realmente y lo que será objeto de nuestro recuerdo. Un claro ejemplo de ello nos ocurre cuando volvemos a lugares entrañables de la infancia y todo nos resulta menos bello que lo que recordábamos. Este efecto de la subjetividad sobre la memoria, es tenida en cuenta en ámbitos donde la veracidad de los hechos es sumamente importante. Por eso, en las salas de justicia, a menudo se pone en duda la fidedignidad del relato de los testigos.                                                                   
INTERFERENCIAS A LA HORA DE RECORDAR
   Algunas veces, estamos elaborando mentalmente una idea brillante y basta que alguien nos interrumpa con la urgencia de una pregunta cotidiana (“Debo salir de inmediato; ¿Dónde has puesto las llaves del coche?”) para que olvidemos el hilo de lo que estábamos pensando.
INTERFERENCIAS A LA HORA DE MEMORIZAR
  
Del mismo modo y frente a nuevos aprendizajes, suele suceder que conocimientos similares anteriormente incorporados obstaculizan la retención de nuevos elementos. Resulta frecuente observar este fenómeno cuando, al estar en una clase de idioma (por ejemplo inglés), respondemos a una pregunta del profesor en otra lengua extranjera (como el alemán) que estudiamos en el pasado. Esto explica y confirma que la Memoria necesita tiempo para consolidar la información y transformarla en una huella mnémica.
   Cuando dos informaciones nuevas compiten en simultaneidad o similitud (categorías de información), una puede superponerse a la otra, sin que ello signifique tener una “pésima memoria”. No obstante, una autoevaluación de nuestras actitudes, puede sernos de utilidad cuando deseamos mejorar nuestras capacidades anémicas.
Otras interferencias: Nuestras actitudes
   Algunas preguntas simples resultan muy útiles para una autoevaluación sobre nuestras actitudes y la de los demás, antes de calificar y subestimar nuestra capacidad de Memoria. Por ejemplo, cuando alguien nos habla...

 > ¿Hacemos varias cosas a la vez?
> ¿Estamos preparando nuestra respuesta antes de que la otra persona haya terminado su frase?
> Si damos la espalda al otro o al inrevés, o si uno de nosotros se encuentra ocupado en otra acción, ¿Cuáles son las consecuencias?
> ¿Qué pasa con nuestra Memoria después de una mala recepción de información?
> ¿Qué pasa con el olvido cuando “acusamos recibo” de un mensaje?
Los procesos de la Memoria

Para dominar la Memoria y saber recordar lo que deseamos, es importante conocer más acerca de su complejo sistema. Como hemos visto, se trata de un proceso que se desarrolla en 3 etapas;
Memoria sensorial
1 Denomina el proceso de obtención y selección de la información recogida por los órganos de los sentidos (tacto, vista, oído, gusto, olfato), como sensaciones que el sistema nervioso transmite al cerebro para que éste las procese.
   La percepción juega un rol importante como fase de análisis sensorial, pero este tipo de información es muy rápida y se mantiene durante muy poco tiempo. Debido a que es sensible a las interferencias, es un tipo de Memoria frágil, que se borra ante cualquier distracción al cabo de unos diez minutos, aunque algunas veces puede sorprendernos por la precisión de un recuerdo (como si hubiéramos fotografiado una escena). En cualquier caso, su fugacidad se debe a que este tipo de información no recibe un tratamiento que permita la memorización.
   Resulta sencillo identificamos con el siguiente ejemplo de memoria sensorial: Acabamos de leer un número de teléfono en la guía y confiados en nuestra memoria, discamos correcta e inmediatamente el número, pero la línea está ocupada. Unos minutos más tarde queremos volver a marcarlo pero ya no lo recordamos. Hemos perdido definitivamente la información porque no le hemos dado un tratamiento que permita una memorización a largo plazo, y no porque tengamos “mala memoria.

Memoria a corto plazo
2 Está compuesta de múltiples sistemas especializados, denominados ‘módulos’, que se diferencian según su función:
> LA MEMORIA DE TRABAJO
  
Retiene información para utilizarla sobre la marcha y sólo permanece durante el tiempo de resolver una tarea. Es una Memoria temporal de poca capacidad para la retención. Una de sus funciones es la de buscar en la consciencia las informaciones conservadas en la Memoria a largo plazo. También permite olvidar todo cuanto miramos sin ver (gente en la calle que pasa a nuestro alrededor) y lo que escuchamos sin oír (ruidos que percibimos durante el día). Este tipo de Memoria nos es útil, por ejemplo, a la hora de realizar mentalmente una operación matemática (348+224=). En este ejercicio podemos utilizar procesos de aprendizaje guardados en la Memoria para realizar sumas parciales, reteniendo las cifras obtenidas paso a paso, hasta llegar al resultado final.
> LA MEMORIA FICHERO
  
Cuando se reagrupa la información por características, podemos retener una mayor cantidad de elementos. Los especialistas consideran que la Memoria es inseparable de los procesos de organización. De este modo, somos capaces de grabar más fácilmente cuando se han realizado asociaciones.
   Este proceso también es denominado ‘codificación’ o adquisición” de información, y permite la recuperación de elementos adquiridos anteriormente y guardados de manera clasificada en la Memoria a largo plazo. Este sistema de organizar información para retenerla, podría compararse al sistema operativo de los ordenadores. En ellos, la información se guarda etiquetada con subtítulos que, a la vez, permanecen dentro de carpetas con diferentes nombres.
   Pero además, la búsqueda de una información clasificada en nuestra Memoria, también resulta más fácil de restituir a la consciencia. Para comprender este proceso y su utilidad, basta observar a cualquier persona a la que, en una rueda de amigos, repentinamente se le pide que relate alguna anécdota y dice no recordar ninguna.  Entre los presentes, alguien lo anima: “bah, hombre! Sobre tus vacaciones.., o sobre tus primeros amores...”, e inmediatamente, le surge: ‘Ah, sí! Tengo una, de mi adolescencia, que es muy graciosa...”
   Y es que orientar la búsqueda de información facilita la capacidad de recordar aquello que permanece salvaguardado en la memoria a largo plazo.


Memoria a largo plazo
3 Según las pruebas sobre nuestra capacidad mnémica normal (entre 5 y 9 elementos posibles de ser recordados al momento), podríamos considerar que nuestra Memoria no es espectacular; más aún si tenemos en cuenta que en estas pruebas, los elementos a recordar de una lista cifras, frases, palabras sueltas, etc.) son cotidianas. La capacidad de restitución bajaría aún más, si intentáramos repetir palabras abstractas o desconocidas (como las de otro idioma).
   De estas comprobaciones se ha podido comprender que la adquisición de nuevas informaciones depende de los conocimientos previamente adquiridos. Y que ese tipo de ejercicios (mnémicos) simplemente reactivan datos en nuestra Memoria de trabajo (memoria a corto plazo). Debido a esta razón, no somos capaces de retener palabras nuevas, porque todavía no forman parte de nuestra cultura general. Sólo un tratamiento adecuado de la nueva información y de repetición consciente, podrá transferir esos elementos a la Memoria a largo plazo.
   Ahora bien, si somos capaces de retener un promedio de siete elementos apelando a nuestra Memoria de trabajo, el agrupamiento en categorías pone inmediatamente en funcionamiento nuestra memoria fichero.   Ordenando la información de este manera, podremos fácilmente recordar un promedio de siete ficheros o categorías, en cada una de las cuales hemos podido retener siete elementos (como promedio).
   Este método permite recuperar numerosos conocimientos que hemos registrado en nuestra Memoria a largo plazo. Así, una lista de palabras agrupadas en familias en función de su significado, es una excelente estrategia para superar los límites de la capacidad de memoria a corto plazo. La Memoria a largo plazo incluye tanto los hechos recientes (aún frágiles y susceptibles al olvido) como los hechos antiguos (donde la memoria se considera ya permanente). De allí que los estudios actuales postulen la existencia de tres sistemas dentro de la Memoria a largo plazo, que actúan por separado:
> LA MEMORIA EPISÓDICA
  
Aborda los acontecimientos específicos de nuestra vida y puede considerarse, hasta cierto punto, como nuestra autobiografía. No sólo sirve para memorizar lo que se ha hecho, sino también para recordar lo que hay que hacer, como por ejemplo, recoger a los niños de la escuela a una hora determinada.
> LA MEMORIA SEMÁNTICA
  
Es la que forma nuestra cultura general. Da sentido a las palabras, a los conceptos y a las cosas que percibimos. Puede compararse a una inmensa red con múltiples interconexiones. El medio más eficaz para aumentar el vocabulario es, sin duda, la lectura. Cuanto más leemos y mejor desarrollamos las reservas del léxico (las palabras), todavía leemos más y más fácilmente damos sentido a lodo lo que nos rodea. De allí la importancia de motivar la lectura en los niños (cosa muy diferente a obligarlos, puesto que de este modo, sólo se consigue que la detesten, con el consiguiente empobrecimiento de sus facultades).
> MEMORIA PROCEDIMENTAL
  
También llamada Memoria de las costumbres, concierne a las habilidades sensitivo-motrices aprendidas mediante repetición. Con ella aprendemos a andar en bicicleta, subir y bajar escalones sin detenernos a pensar en ello, gracias a que olvidamos el aprendizaje que ha conducido a la adquisición de una habilidad.


 

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