martes, 13 de septiembre de 2016

Micosis vaginales: Tratamiento cpntra los Homgos, 1ª parte


Durante las estaciones de calor se dan todos los condicionantes para que se produzcan las micosis o enfermedades cutáneas, cuyo origen son los hongos.
Estas micosis pueden tratarse con una correcta prevención y con el uso de la fitoterapia o algunos complementos naturales.
   Las micosis son, por definición, aquellas infecciones provocadas por hongos parásitos. Los hongos son organismos pertenecientes al reino vegetal. Su característica más significativa es la de carecer de clorofila u otros pigmentos fotosintéticos. Al no poder obtener la energía necesaria para subsistir de los rayos solares, tal como lo hace el resto de los seres vegetales gracias a estos pigmentos especiales, los hongos se ven obligados a utilizar como fuente de su nutrición sustancias orgánicas en descomposición, o a actuar como parásitos, asentándose sobre organismos vivos, bien sean vegetales o animales.
   Los hongos son ubicuos en la naturaleza, en la que ocupan un importante papel dentro de la ecología. Se encuentran en la tierra, el suelo, el agua, sobre los restos orgánicos, las plantas o los animales, actuando como saprofitos (extrayendo su alimento de sustancias orgánicas de otro ser vivo o huésped sin provocarle enfermedades) o como parásitos (aprovechándose del organismo en el que se encuentran).
   La micología estudia las enfermedades ocasionadas por hongos en el hombre y se ocupa de aquellas especies que, de alguna manera, afectan directa o indirectamente al ser humano, produciéndole trastornos más o menos significativos. La microbiología médica es la encargada del estudio de forma casi exclusiva de los hongos productores de micosis en el hombre.


Cómo nos afectan los hongos
   Los hongos causantes de micosis normalmente se transmiten de individuos enfermos a sujetos sanos susceptibles (que presentan un terreno orgánico de fácil afección por parte de los agentes micóticos). También se pueden transmitir de animales enfermos al hombre, o al contrario (el mecanismo de transmisión suele ser por contagio directo).
   En otros casos, los hongos se adquieren a partir del medio ambiente donde se encuentran como saprofitos. De hecho la mayor parte de los hongos patógenos (causantes de enfermedad) son al mismo tiempo saprofitos.


La diabetes o la administración prolongada de antibióticos favorecen
la aparición de los hongos oportunistas

   La capacidad de generar enfermedad (patogenicidad) de los hongos está más en relación con el huésped que con el propio agente causal. De hecho, existen muchos hongos en la superficie de nuestra piel o en nuestras cavidades mucosas (boca, vagina, uretra, ano) que no ocasionan daño alguno, y que no se comportan como comensales, es decir, viven asociados a nuestros organismos aprovechándose de los restos de los alimentos, pero sin perjudicarnos.
   En circunstancias especiales y debido a alteraciones de las defensas, cambios ecológicos, trastornos de la alimentación, etc., estos hongos oportunistas se comportan como patógenos, a veces con una elevada gravedad.  Las alteraciones las constantes de nuestro organismo, las más favorecedoras para el oportunismo fúngico (hongos) son la diabetes, los tumores malignos, las leucemias, la administración de fármacos que disminuyen nuestro sistema de defensa o la administración prolongada de antibióticos. Todos estos factores actúan generando situaciones de Micosis en el hombre.


Las dermatomicosis

   En las estaciones de calor como la primavera y el verano, los hongos afectan al hombre provocando las Micosis (infecciones cutáneas por hongos). El resultado son las denominadas dermatomicosis, que crecen casi exclusivamente en la epidermis (membrana epitelial que forma la parte externa de la piel), en los pelos y en las uñas.
   Las lesiones sólo afectan normalmente a la piel, y su capacidad de provocar mayor o menor inflamación depende del origen de la especie del hongo infectaste.
   Las infecciones más violentas se producen por los hongos procedentes del suelo o de los animales, por el contrario, la reacción inflamatoria es casi nula si la especie del hongo procede del hombre. De todos modos, es importante saber que las dermatomicosis tienen un escaso valor patológico, pues asientan solamente en el tallo de los pelos y en las capas escamosas más externas de la piel, sin producir apenas síntomas más llamativos que los propios que afectan a la estética.
   Estas micosis superficiales (epidermomicosis), en las que se infectan solamente la piel, las uñas o los pelos, son producidas por hongos que precisan de la queratina (proteína que se encuentra exclusivamente en estas estructuras corporales) para poder subsistir.
   La humedad es un factor de transmisión en los pies que no debemos olvidar. Se les conoce también como los hongos dermatofitos y se les ha considerado siempre como “fungi imperfecti” o parásitos del hombre o de los animales.


Las dermatofitosis

   Entre las epidermomicosis, las más frecuentes son las que se localizan en las plantas de los pies y en los pliegues que se encuentran entre los dedos. Éstas suelen estar provocadas por un grupo de hongos clasificados dentro del grupo denominado dermatofitosis, es decir, aquella micosis que sólo afecta la queratina, entre el que destaca por su frecuencia de afectación el tricofitum.
  
La lesión elemental de inicio es una placa rojiza con pequeñas vesiculitas de piel elevada, que suele ser pruriginosa y que va creciendo progresivamente. Con el tiempo, esta placa ancha presenta unos bordes que parece que estén despegados de la piel. La sobreinfección de estas lesiones por microbios es muy frecuente y debe ser tratada simultáneamente. La evolución de estas lesiones, que suelen reaparecer con frecuencia, es larga.
Las micosis superficiales más frecuentes suelen producirse por un grupo
de hongos que sólo afectan a la queratina
El “pie de atleta”
   Cuando la dermatomicosis afecta a los espacios interdigitales de los dedos de las manos y, principalmente, los de los pies, recibe el nombre de “pie de atleta
   Esta lesión empieza por un prurito o picor y un enrojecimiento recubierto de una escama opalescente, que luego se suele mantener localizado durante mucho tiempo, pudiéndose propagar a zonas vecinas y a otros espacios incluso a las uñas, siendo entonces muy resistente a todo tratamiento. La evolución es larga
y desesperante.
   Este tipo de afectaciones por hongos de la piel son de las menos contagiosas, pero suelen presentarse de forma destacada en sujetos que someten estas zonas a una humedad y, cómo no. son también frecuentes en los asiduos a las piscinas.


Las onicomicosis
   No debemos olvidarnos de hacer una breve referencia a las onicomicosis, es decir la afectación de las uñas por !os mismos tipos de hongos. La lesión por hongos en las uñas no se inicia jamás en la base en la base de la uña, sino que ésta aparece generalmente en la parte anterior de los surcos laterales y de allí se difunde a la capa interna de la uña. La vía de contagio es siempre la misma, es decir, igual que el resto de micosis. Pero la incidencia en determinadas profesiones ha confirmado su predisposición de aparición en pieles húmedas: lavanderas, camareros etc.
  
Todo lo que favorece la
maceración (guantes de goma) favorece la aparición de estas situaciones.
   Al igual que el resto de micosis, su tratamiento no esta determinado, si bien es largo y suele agotar la paciencia del enfermo


La Pitiriasis versicolor
   Dentro del grupo de micosis superficiales destaca la Pitiriasis versicolor, cuya distribución es universal, pero que fundamentalmente aparece en climas cálidos y húmedos. Es muy semejante a las dermatomicosis, pero su agente causal, la Malasezzia furfur, presenta pequeñas diferencias con el anterior.
   Esta micosis consiste en una decoloración o coloración parda del tronco, sin ningún tipo de síntomas, y se desarrolla de forma crónica, es decir, paulatinamente y durante mucho tiempo. Las manchas descamadas de color parduzco se localizan fundamentalmente en el tronco, pero a veces también en las ingles, brazos, muslos, cuello, cara y cuero cabelludo. Su evolución es lenta y se prolonga durante años si no se trata.


 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario