martes, 6 de septiembre de 2016

Memoria ¡No te olvides de ella! Mejora tu capacidad para recordar, 3ª parte


Claves para mejorar tu Memoria                                                                                                   
SUS ALIADOS Y ENEMIGOS

ALIADOS
Sueño, descanso y relajación
   El sueño no es solamente una necesidad indispensable para el descanso, es también el responsable de las adquisiciones que constituyen la personalidad y la propia identidad. De este modo se comprende por qué la falta de sueño conlleva a una despersonalización, problemas de Memoria y de carácter. Así, puedes:
> Releer por la noche, antes de dormir, aquellas informaciones que desees mantener. Esta es una estrategia eficaz, ya que los procesos de consolidación e integración de información en la Memoria se ven favorecidos por el sueño. Se ha comprobado que la etapa hacia el final del sueño es un período en el que las nuevas informaciones se integran a la Memoria a largo plazo.
> Acostarte a una hora regular. Este es un buen hábito para obtener un sueño de calidad.
> Tomar una infusión calmante después de cenar. Una infusión con toronjil, manzanilla, flor de tilo y/o pasionaria, resultan excelentes para tomar antes de ir a la cama y son mejor elección que el café.
> Revisar todo lo que has aprendido durante el día justo antes de dormir.
> Practicar la relajación consciente. Es frecuente confundir ‘concentración’ con “tensión muscular”. Contrariamente, la tensión de los músculos del cuello, mandíbula apretada, etc. disminuyen nuestra concentración. La relajación es un buen método para despejar la mente y dejarla fértil. Mejorarás la percepción, los niveles de atención, la capacidad para nuevos aprendizajes y su memorización.                                                          
> Tomar un buen baño caliente una hora antes de dormir es una manera estupenda de relajarte y dejar atrás las preocupaciones del día.                                                                                                                                                      
> Visualizar: Si tomas un baño relajante al llegar del trabajo, puedes intentar visualizar todos los pensamientos y preocupaciones del día saliéndote por los poros y depositándose en el agua (se irán por el desagüe).
> Utilizar los aromas. Los aromas también nos predisponen bien para el descanso, tanto si utilizamos aceites tomando un masaje o un baño de inmersión, como si los empleamos para aromatizar nuestros ambientes. Unas gotas de espliego o neroli en la almohada te resultarán muy eficaces si te cuesta conciliar el sueño.

ENEMIGOS                                                                                                                                   Cafeína, nicotina...
> Cafeína: Puede ser un buen estimulante cerebral y es poco nociva en pequeñas dosis, pero se convierte en peligrosa si se abusa de su consumo, ya que produce insomnio y palpitaciones cardíacas. Se encuentra en
el café, el té y las bebidas de cola.
> Nicotina: Tiene un efecto estimulante y relajante rápido y a corto plazo, pero a largo plazo, causa dificultades mnémicas. También disminuye la tasa de oxígeno en la sangre, por lo que es especialmente nociva para las células nerviosas y por lo tanto, para la oxigenación del cerebro.
> Alcohol: Presenta peligros físicos y psíquicos. Su exceso genera una incapacidad para retener informaciones nuevas, amnesia anterógrada, una desorientación espacio-tiempo y también alucinaciones.
> Tranquilizantes: Los ansiolíticos e hipnóticos sólo deben emplearse bajo control médico y para superar problemas puntuales. Afectan el comportamiento cotidiano, ya que provocan disminución y falta de coordinación, problemas de concentración y de memoria.

Dieta para una buena Memoria

   Para realizar el trabajo intelectual, el organismo necesita de la energía que aporta una alimentación adecuada. Las necesidades que tiene el cerebro para trabajar, cubiertas por la combustión de glucosa, varían según la edad, el momento del día y las actividades de cada persona. Estos son los ejes de una dieta ideal para la memoria:
Los glúcidos
   Los azúcares son una fuente de energía rápidamente utilizable y pueden catalogarse en dos grupos:
> Azúcares de asimilación rápida: Están presentes en la miel, mermelada, bebidas gaseosas, algunas frutas y legumbres. Liberan una energía que es asimilada al instante por las células del cerebro.
> Azúcares de asimilación lenta o almidón: Se hallan en las patatas, arroz, legumbres secas, hortalizas y cereales. Su energía es liberada lenta y regularmente sin altibajos, siendo también una fuente de vitaminas y minerales.
Las proteínas
  
Fundamentales en la constitución, renovación celular y mantenimiento de los tejidos, se encuentran en la carne, el pollo, pescado, huevos y en algunas legumbres como la soja. Los productos lácteos son también ricos en ellas.
Los lípidos
  
Las grasas dan al cuerpo una parte de la energía que necesita. Permiten la transformación de las Vitaminas A, D y E para que puedan ser asimiladas.
El calcio y el fósforo
  
Son esenciales para el funcionamiento del cerebro. El calcio disminuye la excitabilidad neuromuscular provocada por el sodio y el potasio, siendo estos dos elementos los responsables de propagar las trasmisiones nerviosas.
El magnesio
  
Interviene en el metabolismo del fósforo y del calcio. Ejerce una influencia sedante y permite el equilibrio de 1as diferentes excitaciones nerviosas. Su déficit provoca problemas de irritabilidad y fatiga intelectual. Se encuentra en las legumbres, frutos secos y el cacao (el chocolate estimula el sistema nervioso y consumido con moderación es útil durante los esfuerzos intelectuales).
Las vitaminas
> La vitamina B, la más útil para el cerebro, asegura la transmisión nerviosa y mejora la Memoria.
> La B6 calma el nerviosismo.
> La D actúa facilitando el metabolismo del calcio.


 

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