domingo, 2 de agosto de 2015

Cefaleas y su tratamiento con Fitoterapia: 1ª parte


Cefaleas y su tratamiento con Fitoterapia
La cefalea agrupa diversas afecciones con un síntoma común: dolor localizado a nivel                      de la cabeza.                                                                                                                                          Hay diferentes tipos de cefaleas según su intensidad y localización.                                             La mayor de las veces tiene un origen vascular, por tensión nerviosa o contractura muscular, sin evidenciar causa orgánica. En estos casos la fitoterapia puede
prevenir y curar


Factores influyentes en el inicio de la migraña

INTERNOS:
+ Estrés “constitucional”
+ Cualquier tipo de trastornos emocionales
+ Anticoncepción hormonal
+ Menstruación
+ Bajón de azúcar por un ayuno prolongado
+ Cansancio físico o psíquico
EXTERNOS:
+ Cambios de horario en las comidas
+ Alimentos ricos en nitratos y/o glutamatos
+ Frutos secos, cítricos, chocolate y alcohol
+ Altitudes geográficos
+ Ruidos y olores excesivamente intensos

Cómo es la persona que tiene Cefaleas
   Con bastante frecuencia se reúnen características comunes de comportamiento personal que están en relación con lo que en medicina natural llamamos factor de “terreno” o predisposición a padecer determinados tipos de alteración sintomática o enfermedad. Es importante tenerlo en cuenta, ya que su eliminación supondría una mejor respuesta al tratamiento.
   Recordemos al respecto, que una vez instaurada la cefalea es difícil detener su evolución. 

 La persona que habitualmente sufre de cefaleas es una persona hipersensible, ordenada, metódica y perfeccionista, con un gran sentido de la responsabilidad, lo cual le lleva también a implicarse en las decisiones y obligaciones de los demás. Este sentido de responsabilidad hace que viva sus propias actuaciones como deberes, sin disfrutar plenamente de las cosas que realiza. Normalmente confía en su propia actuación, que es la que vale, y esto le lleva a intentar dominar la situación, soportando toda carga y responsabilidad. No quiere causar problemas y evita que los demás los tengan, implicándose en su manera de actuar. De este modo, las cefaleas son el fruto del contraste que hay entre su necesidad de salir, expansionarse, liberarse y la pulsión de represión que tiene hacia dentro y que le frena, recordándole sus obligaciones impuestas.

   La cefalea es una afección muy frecuente que se traduce en el hecho de que es uno de los principales motivos de consulta médica. Todo y que es una enfermedad en la mayoría de las veces de tipo banal, ante los siguientes síntomas se hace necesario acudir a un especialista:
* Síntomas poco comunes o atípicos, como fiebre persistente, convulsiones o pérdida del conocimiento
* Vómitos sin náuseas que aparecen de manera brusca sin relación con la ingesta.
• Alteraciones neurológicas
• Empeoramiento progresivo
• Falta de respuesta al tratamiento
• Aparición brusca (posible hemorragia)
   Todos sabemos lo molesto e inoportuno que resulta el dolor de cabeza después de un día de mucho trabajo, de dormir poco, o de un exceso alimentario o de alcohol. Pesadez, falta de concentración, sensación de opresión como si la cabeza fuera a estallar, hipersensibilidad a los estímulos externos como la luz y el ruido, son algunos de los síntomas que pueden aparecer. En vistas a esta situación, necesitamos reposar, cerrar los ojos y aislarnos del ruido, y con más o menos celeridad tiende a desaparecer.
   La cefalea, un fenómeno que puede alterar la vida de quien lo sufre porque es una experiencia personal que, si se repite a menudo y con intensidad, puede crear preocupación y miedo, incluso a padecer un tumor cerebral.
   No obstante, descartando la causa orgánica, en los casos funcionales, la aparición y evolución de los síntomas puede ser diferente, pues hay varios tipos de cefaleas
, con características bien diferenciadas.

Migraña
   Las migrañas o “jaquecas” son cefaleas comúnmente de origen familiar (la padecen varios miembros de una misma familia), afecta con mayor frecuencia a adultos jóvenes (inicio antes de los 35 años) y es de 2 a 3 veces más frecuente en mujeres.
   Produce dolor intenso de un lado de la cabeza, de tipo pulsátil (como si latiera), acompañado a veces de sudoración fría, náuseas
, vómitos, fotofobia (no tolera la luz), fonofobia (no se tolera el sonido) y trastornos neurológicos. Normalmente la persona que las padece sabe que le va a venir por la aparición frecuente de unos síntomas previos, como son alteraciones visuales de luces centelleantes o pérdidas de la percepción de una zona de la visión (campo visual), sensaciones extrañas, somnolencia y cansancio. Se sabe que en esta fase se puede revertir el proceso si se actúa con un tratamiento agudo eficaz, ya que en fase posterior el proceso sigue su curso sin modificarse apenas por el tratamiento, siendo su duración entre 10 y 72 horas, y su aparición tiene una frecuencia muy variable.
   La causa es desconocida, aunque ciertos alimentos, bebidas alcohólicas, cambios atmosféricos, estrés o alteraciones hormonales pueden influir.
   Durante la migraña se producen cambios vasculares que aparecen de un modo progresivo y en dos fases, manifestándose inicialmente una constricción de los vasos extracraneales, seguida de vasodilatación y fenómenos inflamatorios locales causantes de las molestias y el dolor tipo compresivo. Hay que pensar que la cabeza es un espacio cerrado y todo proceso expansivo produce dolor por falta de distensión.


Cefalea en racimos
   Esta cefalea predomina en varones y se caracteriza por dolor localizado e intenso en un solo lado de la zona ocular y frontal, acompañado de congestión facial con síntomas tipo resfriado, como conjuntivitis, lagrimeo, mucosidad y taponamiento nasal del mismo lado afecto. Las crisis suelen durar desde minutos a horas y pueden repetirse varias veces al día, durante períodos de semanas o meses, para después desaparecer por tiempo prolongado, siendo lo más frecuente ataques anuales o semestrales.
   No hay antecedentes familiares y como factores desencadenantes destacan los cambios atmosféricos frío-calor, sueño, alcohol, estrés y las tensiones psicológicas.
   En los hombres, que suelen ser los más afectados, se presenta entre los
30y 40 años.

Cefalea vascular no migrañosa
   Es frecuente y se caracteriza por tener una afectación más difusa que la anterior. Se presenta cada día y de modo persistente, pudiendo incluso prolongarse durante varios días. Tiene cierta predisposición familiar (50%) y se produce por múltiples motivos, como son los cambios meteorológicos, fiebre, intoxicaciones, tabaco, alcohol, medicamentos llamados vasodilatadores, estrés, alteraciones psíquicas. Con un inicio lento y progresivo, el dolor puede ser pulsátil, aunque en ocasiones es de tipo sordo y constante. Generalmente el dolor está presente cuando nos desesperamos.

Cefalea por tensión nerviosa
   Es la más frecuente y se produce por tensión y contractura muscular. Tiene una duración que puede variar desde 30 minutos hasta una semana. El dolor aparece con mayor frecuencia al final del día (es progresivo) y se localiza en toda la cabeza, aunque fundamentalmente se inicia en la zona posterior y se irradia de atrás hacia delante hasta llegar a la frente. Se tiene como una sensación de opresión, de peso en la cabeza de tipo circular, “como una cinta apretada alrededor de la cabeza”. Suele persistir el dolor hasta que el afectado se duerme o se encuentra más tranquilo, ya que la musculatura se relaja. Junto a esta sensación suele aparecer falta de memoria, dificultad para la concentración e inestabilidad. Puede manifestarse en forma crónica persistente, aunque variable en su intensidad y a veces coexiste con otros tipos de cefaleas, las cuales pueden irse alternando en su aparición.
   La principal causa es el factor psicológico y los conflictos emocionales, teniendo como base un estado permanente de ansiedad o depresión. Estos cuadros depresivos o ansiosos crónicos son desconocidos o infravalorados por la persona afectada, sólo pendiente de su cefalea, a la que achaca con frecuencia esta depresión y angustia.
   Por su cronicidad, las personas que padecen este tipo de cefalea han probado todo tipo de medicamentos, haciéndose necesaria una deshabituación de los mismos y una terapia conductual de relajación para romper el círculo vicioso de tensión-dolor-contractura. En este caso el tratamiento debe ser esencialmente preventivo a nivel nervioso.


 

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